miércoles, 22 de febrero de 2012

Mariano Chiesa




Mariano Chiesa

El muchacho que persigue sueños

Por Pablo Gorlero



Una obra con marionetas tipo Muppets y actores interactuando con ellas, bailando y cantando en una suerte de parodia de Plaza Sésamo resultaba tan raro como curioso. Los avisos publicitarios decían: "Se advierte que hay muñecos completamente desnudos". Era el espíritu de Avenida Q, el musical de Broadway que concibieron Robert López y Jeff Marx, una de las obras más geniales que ha dado el género musical en el último tiempo. Es la que le arrancó el Tony de las manos a la ampulosa Wicked, y es la que en la Argentina arrasó con los Premios Hugo al Teatro Musical -incluido el de Oro-. ¿Qué la hace especial? Es la antítesis de lo políticamente correcto. Sus personajes son un grupo de "perdedores" que viven en un callejón administrado por Gary Coleman (sí, el de Blanco y negro), que hablan de las relaciones de pareja, el racismo, el sexo y la sociedad, todo bajo una mirada irónica, irreverente y ácida. Se estrenó el 11 de septiembre de 2010 en el Paseo La Plaza y estuvo en cartel durante tres meses. Todos los que la vieron consideran que fue una corta e injusta vida para un montaje tan impecable. Durante todo el año, sus hacedores hicieron infructuosos intentos por reestrenarla, pero no pudieron. Aunque por sólo tres funciones, para celebrar la repercusión y los premios, se repuso el 22 de noviembre último en el escenario del Maipo. ¿Tal vez para retornar en 2012? Difícil. De todos modos, fue una linda despedida.

Pero aunque la obra tiene dos directores jovencísimos y talentosos: Natalia del Castillo y Santiago "Tato" Fernández, y uno de los mejores elencos armados para un musical (Germán Tripel, Natalia Volonnino, Federico Salles, Silvana Tomé, Manuel Victoria, Patricia Lorca, Micaela Pierani Méndez, Pablo Gandolfo, Guillermina Gesualdi y Sonia Savinell), tiene un artífice, un pilar, y su nombre es Mariano Chiesa: el gestor de un sueño.

Retrocedamos a septiembre de 2010. "¿Quién es?", preguntaban todos. "Parece que es el que compró los derechos", respondía alguien. Entonces las miradas se volvían antipáticas, prejuiciosas. ¿Un tipo se compró los derechos de una obra para protagonizarla él mismo? "Qué descarado." Podía ser verdad. Pero todos, los prejuiciosos y los demás, quedaron boquiabiertos con la actuación de ese "descarado" locutor que se compró los derechos de Avenida Q por gusto, por amor, para protagonizarla. Mariano Chiesa sorprendió y les demostró a todos que estaba a las alturas de un gran musical, con la virtud de poder interpretar distintas voces y de manipular marionetas mientras actuaba y cantaba. Fue la gran revelación del año. Así lo dispuso ACE cuando le dio ese premio. Y así lo creyeron los jurados de los Premios Hugo, que lo consideraron el mejor actor protagónico. Además, Chiesa cargó sobre sus hombros la producción del espectáculo, en el que invirtió mucho dinero. "Me da escalofríos recordar cuánto", dice.

¿Quién es este muchacho de 30 años? El actor es consecuencia del locutor. Se recibió en el ISER a los 21 años y hoy en día es uno de los locutores más solicitados por el mundo de la publicidad. Conversar con él es como charlar con muchas personas porque imita, cambia tonos con suma facilidad y se divierte con eso. Imita perfectamente a China Zorrilla y es la voz oficial de grandes marcas no sólo para la Argentina, sino también para América latina (sus trabajos están en una página artesanalmente construida: www.marianochiesa.com). Puede ser el mosquito que escapa del insecticida, la voz emotiva de una famosa cerveza o la de una galletita que hace stand-up. A su vez, hizo las voces de innumerables personajes animados y trabajó en radio más de dos años al lado de Elizabeth Vernaci, y tres años y medio, al lado de Fernando Peña. Hasta hace poco fue el conductor del ciclo Es muy temprano, que se emitía diariamente, de 6 a 9, en la radio TKM (FM 103.7).

Por amor y perseverancia

"Me enamoré de Avenida Q la primera vez que la vi. Un amigo, Javier Pironi, me llenó la cabeza con esa obra y logró obsesionarme. Es fantástica y supe que era el vehículo que necesitaba para salir de la voz detrás de cámaras", explica. Así fue cómo, en una tarea nada fácil, logró conseguir los derechos en sociedad con quienes serían los directores: Natalia del Castillo y Santiago Fernández. Para los tres era una buena oportunidad de introducirse de cabeza en el teatro y en el género musical, por la puerta grande. "Nos dimos el gusto. Y tenemos una felicidad enorme. Me gusta seguir avanzando en cosas nuevas y no quedarme sólo con la locución comercial. Internamente estaba empecinado en demostrarle a mucha gente que me había cerrado la puerta como actor que realmente podía hacerlo. Y no elegí un trabajo fácil. Para hacer Avenida Q, tenés que ser buen comediante, cantar muy bien, bailar y, encima, manipular un muñeco y lograr que vos y ese personaje sean una unidad", dice con pasión.

Cuando en mayo el elenco de Avenida Q hizo una aparición esporádica en el evento al aire libre Premios Hugo en Calle Corrientes, las 5000 personas allí presentes clamaron por su regreso. Y eso pudo palparse aún más con el correr de los meses, a través de las redes sociales. Las irreverentes canciones se reproducían en forma permanente por YouTube, y hasta se armaron cuentas que decían "Quiero que vuelva Avenida Q". "La gente me obligó a volver. El público seguidor, los fanáticos y también los que no la vieron y recibían las recomendaciones. No podíamos dejar pasar la oportunidad. No era justo ni para nosotros ni para la obra. Luego, los premios nos dieron el impulso final", dice Chiesa, quien además de los mencionados, estuvo nominado al Trinidad Guevara y al Florencio Sánchez.

Mientras tanto, mezcló los ensayos del retorno de Avenida Q con los de Casi normales, musical que se estrenó el 3 de enero en el Liceo. Un nuevo desafío para Chiesa, quien interpreta un doble papel. "Encarno a los doctores Fine y Madden, los psiquiatras que acompañan al personaje de Laura Conforte en su problema de bipolaridad y alucinaciones. Es una obra muy comprometida y me tentó esto de que me vean en otra veta que no es la cómica. Es un desafío muy grande y una oportunidad más para mostrarme al lado de un elenco tremendamente talentoso. Es reconfortante trabajar con ellos", concluye. Ahora ya se conoce la cara detrás de cientos de voces, de ese tipo que cree en los sueños y no para hasta hacerlos realidad.

CHIESA, EN LA TV PARA CHICOS


Actualmente, Discovery Kids emite el programa de entretenimientos Veloz Mente, que conduce Chiesa, de lunes a viernes, a las 11.30. "Es difícil hacer un programa para chicos chiquitos. Pero tuvo una aceptación inmediata. Es un ciclo inteligente y divertido y se emite en toda América latina. Me interesa seguir creciendo tanto en el mundo de la actuación como en el de la conducción."

LA AVENIDA MÁS GRACIOSA DEL MUNDO

(CRÍTICA PUBLICADA EN LA NACIÓN, EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2010)



Avenida Q . Libro: Jeff Whitty. Música y letras: Robert López y Jeff Marx. Intérpretes: Mariano Chiesa, Melania Lenoir, Federico Salles, Germán Tripel, Silvana Tomé, Manuel Victoria, Patricia Lorca, Pablo Gandolfo, Guillermina Gesualdi, Micaela Pierani Méndez y Sonia Savinell. Escenografía y multimedia: Santiago Tato Fernández. Luces: Gaspar Potocnik y Juan Monserrat. Dirección vocal; Katie Viqueira. Vestuario: Alejandra Robotti. Dirección títeres: Rosa Leo y Jorge Crapanzano. Dirección actoral: Omar Chino Kühn. Dirección musical: Federico Vilas. Coreografía: Alejandro Lavallén. Dirección general: Natalia del Castillo y Santiago Tato Fernández. En el Paseo La Plaza. Duración: 130 minutos.

Lograr una adaptación fiel de una obra estadounidense con numerosos guiños locales, slang y un ritmo humorístico de sitcom televisiva es algo de temer. Sobre todo cuando se trata de un producto artístico de tan exacta factura, como Avenue Q , el musical de Broadway que logró arrebatarle el premio Tony nada menos que al gigante Wicked , en 2004.

¿Cuál era el desafío argentino? Múltiple. Sobre todo porque muchos de sus hacedores son poco conocidos en el ámbito local. Resultado: la versión porteña de Avenida Q es una completa revelación.

La adaptación de Del Castillo, Fernández y Morales es mejor de lo que podría suponerse. Obviamente, en un típico lunfardo porteño, fueron absolutamente fieles al original, sólo con algunos mínimos cambios muy localistas muy bien sustituidos. Antes que nada hay que aclarar que, aunque se vean "muppets" adorables en las fotos, no es una obra para chicos. En la avenida Q (especie de cortada con tres edificios) vive un grupo de seres a quienes la suerte no se les escapa, sino que ni siquiera se aparece por sus puertas. Pero son optimistas, alegres y se ríen de sus propios defectos y de su infortunio. Losers se diría. Allí encontraremos a un flamante licenciado en letras que no sabe qué hacer con su diploma; una monstruita peluda que sufre de desamor; un gay ultraconservador que no se atreve a salir del ropero, y un comediante frustrado, entre otros personajes que pueden habitar en cualquier ciudad del mundo.

Avenida Q es una invitación a la risa desde el momento en que comienza hasta el final. Entre pegadizas canciones, con gags y oscurísimo humor negro, demuestra que las causas del fracaso de estas criaturas no sólo son la sociedad, el entorno y el capitalismo, sino también el egoísmo, la individualidad y la competencia. Estos personajes son todo lo opuesto a lo políticamente correcto. El hilarante libro de Jeff Whitty está confeccionado a partir de la ironía y el sarcasmo, con personajes cínicos, inimputables, pero tremendamente divertidos. Desde una fantasía que remite a la televisión infantil clásica reflejan la rudeza de lo cotidiano y contienen una entrelínea tan crítica como potente. Todos los personajes, blancos, negros, orientales, judíos y monstruos, dirán que "todos somos un poquito racistas"; blanquearán la envidia, el sabor de lo incorrecto y hasta el sexo en todas sus variantes.

Natalia del Castillo y Santiago Tato Fernández -con el aporte de Omar Chino Kühn en la dirección de actores- son otra fantástica sorpresa a través de su puesta en escena. Revelan un conocimiento minucioso de la pieza original. Seguramente serán unos enamorados de ella, porque se ve eso: mucho amor en el montaje. No sólo la respetaron sino que la revitalizaron, la enriquecieron.

Todos los intérpretes realizan trabajos excelentes (ni uno solo desentona), y aquellos que manipulan marionetas se muestran como una prolongación de esos muñecos. Ellos no descuidan la manipulación ni siquiera al cantar o al bailar, hasta componiendo más de un personaje. Esos muñecos hasta respiran con ellos. Germán Tripel ya se mueve en el musical como en su casa; Melania Lenoir se afianza como una de las mejores intérpretes del género; al igual que Federico Salles y Patricia Lorca, versátiles como pocos. Pero las revelaciones son los talentosísimos Mariano Chiesa (en dos personajes centrales) y Silvana Tomé, como Chau Fan, ambos impecables. Por su parte, Manuel Victoria, es simpatiquísimo como Gary Coleman.

Hay un riesgo grande. Lo satírico de la obra puede prestarse al desborde. Los actores por momentos están al límite de la improvisación y el morcilleo. Eso puede hacer ganar en risa, pero resta excelencia. A su vez, no es nada feliz la alusión a Pepe Cibrián, en mucha medida causante del boom del género.

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho Avenida Q, y para mi el que haya comprado los derechos es un punto a favor de Chiesa, por correr riesgos. El éxito que tuvo la obra es merecido y demostró que no fue un acto de vanidad, espero que haya recuperado su inversión.

    Por otro lado, me parece que en Casi Normales fue, junto a Paker, de lo mejor de una obra que ya de por si es muy buena. Veremos que hace después.

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    1. Ezequiel , espero hayas visto ahora " Los monstruos " ,

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