martes, 24 de marzo de 2009

ESCUELA DE COMEDIA MUSICAL


Estoy dando clases de Apreciación e Historia de la Comedia Musical, en esta escuela. Se las recomiendo. Con muchas escuelas ocurre que no hay una noción básica de qué es un artista integral, esta escuela tiene más claras esas nociones necesarias para la formación del futuro intérprete. Entre los demás docentes se encuentran Fernando Villanueva, Omar Pacheco, Alejandro Zucchi, Estela Leiva, Paula Anselmi, Mariana Jaccazio, Melanie Lenoir, Luz Kerz, Diana Pereyra y Laura Winter, entre otros.
PROGRAMA de COMEDIA MUSICAL
Primer año: 11 materias – 15 horas por semana – Marzo a Diciembre.
Actuación I (2 horas)
Jazz (1 hora y ½)
Tap (1 hora)
Clásico (1 hora y ½)
Coro (2 horas)
Integración (2 horas)
Apreciación: Comedia Musical (primer semestre) (1 hora y ½)
Apreciación: Danza (segundo semestre) (1 hora y ½)
Elongación (1 hora y ½)
Audioperceptiva (1 hora y ½)
Clases Individuales de canto (½ hora)

Segundo año: 12 materias – 18 horas por semana – Marzo a Diciembre
Actuación II (2 horas)
Jazz (3 horas)
Tap (1 hora)
Clásico (1 hora y ½)
Coro (2 horas)
Integración (2 horas)
Apreciación: Música (primer semestre) (1 hora y ½)
Apreciación: Teatro (segundo semestre) (1 hora y ½)
Theatre Dance (1 hora y ½)
Rítmica (1 hora y ½)
Educación de la Voz hablada (1 hora y ½)
Clases Individuales de canto (½ hora)
Elongación (1 hora y ½)

Tercer año: 11 materias – 20 horas por semana – Marzo a Diciembre
Actuación III (2 horas)
Jazz (3 horas)
Tap (1 hora)
Clásico (1 hora y ½)
Grupo Vocal (2 horas y ½)
Integración (1 hora y ½)
Apreciación: Historia del Arte (1 hora y ½)
Theatre Dance (1 hora y ½)
Escenas (2 horas)
Clases Individuales de canto (½ hora)
Repertorio (2 horas)

Cuarto año: 13 materias – 22 horas por semana – Marzo a Diciembre
Actuación IV (2 horas)
Jazz (3 horas)
Tap (1 hora)
Clásico (1 hora y ½)
Cuarteto Vocal (2 horas y ½)
Integración (1 hora y ½)
Theatre Dance (1 hora y ½)
Material de Audición (1 hora y ½)
Escenas + canciones (2 horas)
Técnica en Iluminación y sonido (primer semestre) (1 hora y ½)
Técnica de Producción (segundo semestre) (1 hora y ½)
Clases Individuales de canto (½ hora)Repertorio (2 horas)
La escuela está en Cabildo 2857 (a pasos de la estación de subte Congreso). Tel.: 4783-0087. Mail: info@proscenio.com.ar.

sábado, 21 de marzo de 2009

Marc Cherry y su visión de las mujeres de 40


Entrevista al creador de Desperate Housewives publicada en el diario La Nación el 15 de febrero de 2007. Podés ver la nota original en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=883643

Desesperado por las amas de casa
El creador de la exitosa serie hace autocrítica y habla de las versiones latinas del ciclo norteamericano

Por Pablo Gorlero

(Enviado especial)

IXTAPAN DE LA SAL, México.- Una de ellas se casa con un nuevo vecino, la otra debe empujar la silla de ruedas del tipo que ama, la tercera va a ser madre y la cuarta descubre que su marido tiene una hija. Muchas cosas nuevas para una de las series más exitosas de los últimos tiempos: Desperate Housewives ( Amas de casa desesperadas ).
Su creador, Marc Cherry, venía de varios fracasos televisivos y ninguna de las grandes cadenas recibía su carpeta con el nuevo proyecto que había escrito. El sabía que era brillante y no podía comprender que nadie confiara en él. Finalmente la cadena ABC (propiedad de Disney) aceptó la propuesta y, en poco tiempo, montó una escenografía a escala real de la calle donde viven sus protagonistas, Wisteria Lane, en los estudios Universal.
Luego vino todo lo que ya se sabe: una versión argentina que anduvo relativamente bien el año pasado y que todavía se emite por Canal 13, y una serie de versiones para otros países latinoamericanos, que también se filman en la Argentina (ver aparte).
Entre otros motivos, las autoridades de Sony decidieron festejar el éxito de la serie con la prensa de América latina en un exclusivo spa de Ixtapán de la Sal, un tranquilo y amable pueblito ubicado a 120 kilómetros de la capital mexicana.
Allí, los medios -entre los que se encontraba LA NACION- hablaron con Cherry, quien no sólo se refirió a las versiones latinoamericanas sino que también hizo una feroz autocrítica sobre la segunda temporada de la serie, que decepcionó a algunos seguidores del programa. El tercer año de Desperate Housewives , ya con su creador haciéndose cargo nuevamente de las riendas, comenzó en septiembre último en los Estados Unidos y hace dos semanas por Sony, para América latina.
-¿Por qué a un hombre se le ocurre escribir sobre amas de casa?
-Soy gay y eso me acerca un poquito más a algunos temas femeninos. He escuchado a mujeres decir que están hartas de ser esposas o madres. Para el observador es atrapante. No crecí viendo a las mujeres como objetos de deseo, sino como amigo o confidente. El disparador fue observar la desesperación de un ama de casa. Además, de chico, vivíamos en una granja en medio de la nada y mi madre se sentía, a veces, bastante sola y desesperada. Fue el germen de todo esto: ese sentimiento femenino de sentirse atrapada en el rol de esposa y madre. Se trata de tener la vida que querés, pero al mismo tiempo sentirse insatisfecho.
-¿Cómo concebiste a cada una de las protagonistas?
-Primero vi el prototipo de una mujer que está sola y triste porque su marido no le presta demasiada atención y se consigue un amante para solucionarlo: así nació Gabrielle Solís. Después pensé en una mujer perfeccionista, obsesiva y que todo lo hace bien, la esposa perfecta, Bree. Después pensé en aquellas que no pueden dominar a sus hijos y que tienen al marido siempre de viaje, como Lynette. Y más tarde imaginé a una divorciada romántica y soñadora, como Susan. ¡Ah, bueno, de ésas conozco muchísimas!
-¿Viste la versión argentina de tu creación?
-No, no la vi. Me muero por verla, pero nunca me mandaron siquiera una copia. ¿Podés creerlo?
-¿No te preocupa saber que están haciendo versiones y no tenés control sobre ellas?
-Es que no tengo forma de controlarlas. Pero, bueno, les deseo suerte a todas ellas y que puedan hacerlas realistas y sinceras.
- Pero ¿te gusta o no que haya versiones en otros países?
-¡Sí! Me hace sentir muy halagado y me da curiosidad. Algún día me gustaría poder acceder a la traducción que hicieron. Por ejemplo, me atrajo que en una de las versiones latinoamericanas Bree sea hija de un militar. Es una excelente idea.
-¿Por qué creés que hubo tanto interés en el resto del mundo por tener sus propias versiones?
-Porque hay mujeres desesperadas y tristes en todos lados. Una de las cosas que sé hacer es utilizar temas universales: los efectos del divorcio, la búsqueda de marido, el manejo de los chicos... son situaciones comunes a todos lados, no importa cuál sea la situación social.
- ¿Conocés América latina?
-Jamás crucé la frontera de los Estados Unidos.

Muchacho de pueblo
Cherry tiene dos hermanas y es hijo de un ejecutivo petrolero que llevó a su familia a vivir a Oklahoma, Hong Kong e Irán. Pero siempre, en algún momento, volvían a Orange County, en California. Sus vivencias allí le dibujaron en su mente a Wisteria Lane, nombre que surgió por la similitud con "histeria" y por ser, en inglés, la denominación de la glicina, una planta "cuyas raíces matan a las que la rodean", aclara.
- El ama de casa más rica de la serie es latina... Es una visión fuera de lo común. Habitualmente, en las series norteamericanas, son sirvientas.
-Me crié en Orange County, donde hay mucha diversidad social y racial. Crecí con un amigo que se llamaba Solís, cuyo apellido tomé prestado. Durante mi niñez siempre sentí que éramos iguales. Nunca pensé que por ser latino era distinto. Su familia tenía el mismo nivel de vida que nosotros. Quería incluir eso en la serie: no caer en el prototipo de familia latina y agregar diversidad racial.
- ¿La fama de las actrices perjudicó la serie?
-No lo creo. Lo que pasó en el segundo año es que el éxito hizo que la ABC me pidiera más capítulos. Eso me obligó a improvisar más material.
- Quedaste disconforme...
-Ahora está todo más organizado y bajo control. En la tercera temporada hay menos episodios, más guionistas y me hice un mapa de historias que ayuda a una narración más fluida. Esa solidez se va a ver en los libros.
-¿El embarazo de Marcia Cross te perjudicó en esta tercera etapa?
-¡Fui la primera persona a la que se lo contó! ¡Está embarazada de mellizos! Y bueno... le di historias fuertes al principio, para que cuando tuviera al bebe estuviese más libre. Pero le ordenaron reposo absoluto antes de lo que pensábamos y tuvimos que cambiar escenas e ir a grabarlas a su casa.
-¿Cuál de ellas es tu preferida?
- Probablemente Bree, porque me recuerda a mi madre. Pero olvidate, todos mis personajes son como mis hijos.
-¿Te preocupa mantener el nivel de la serie?
-Trato de no pensarlo. Tal vez me preocupen más la sexta y la séptima temporada. Ahora no.
-¿Cómo hacés para no caer en la caricatura?
- Buscamos mujeres de una edad determinada: los 40. Con la excepción de Eva Longoria, que tiene 31. Las de cuarenta me resultan fascinantes: no ocultan su edad, son seguras, sexy e interesantes. Y no caés en la caricatura si les das el mayor realismo posible.

De visita por Whisteria Lane

Dos visitas a Whisteria Lane
Eran épocas en las que Buena Vista International Television y Sony solían invitar a los medios a los junkets de sus series. En dos oportunidades (2005 y 2006) llevaron al grupo de periodistas a conocer el set de filmación de Desperate Housewives. El barrio Whisteria Lane está hecho a escala real, al igual que cada una de sus casas, en su interior. Está situado en los estudios Universal y por allí anduvimos paseando.



Un grupo de periodistas haciendo de Amas de casa desesperadas (izq.) y el interior de la casa de Bree (der.)


Corriendo a la casa del plomero

Las auténticas Amas de casa desesperadas (foto de BVITV)

Publicada el 16 de febrero de 2005 en el diario La Nación

Mujeres desesperadas


El mayor éxito del canal Sony también es la gran pegada de la cadena ABC, propiedad de la Compañía Disney: una historia de cinco amas de casa en un pueblo pequeño, bajo la visión gay de Marc Cherry
Por Pablo Gorlero
(Enviado especial)

LOS ANGELES.- Los directivos de la cadena ABC todavía están eufóricos. Es que, hartos de ir en la cola de las cadenas televisivas norteamericanas, en 2004 consiguieron asomarse a los primeros puestos del rating con el reality show "Extreme Makeover", y sobre fines de año se posicionaron en un lugar exclusivo con su gran lanzamiento: "Desperate Housewives", algo así como uno de los mayores éxitos televisivos de la última década.
La serie, que en la Argentina emite el canal de cable Sony, tuvo los ratings más altos de la temporada (16,1 puntos) desde que finalizó "Friends", en mayo del año pasado, y hoy es vista por más de 25 millones de espectadores en los Estados Unidos. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Una combinación perfecta: libro estupendo e inteligente, buenas actuaciones y una dirección de primera línea. Es una comedia dramática, con ribetes oscuros y toques de suspenso, que cuenta la vida de cinco amas de casa en un barrio suburbano llamado Wisteria Lane. Allí viven Susan (Teri Hatcher), una madre soltera que ansía encontrar al verdadero amor; Lynette (Felicity Huffman), una ex ejecutiva exitosa, madre de cuatro chicos inmanejables y esposa de un viajante; Bree (Marcia Cross), una conservadora y políticamente correcta madre de familia; Gabrielle (Eva Longoria), una latinoamericana ex modelo y esposa de un magnate, que vive una apasionada aventura con su jardinero menor de edad, y la supuesta ama de casa perfecta, Mary Alice (Brenda Strong).
Pero esta historia comienza cuando esta última se suicida, lo que sorprende a todo el barrio. Allí, en su casa, algo raro ocurre. Su amargado esposo cava en el suelo de su piscina por las noches y su hijo vive atormentado por los hechos. Aunque parezca mentira, cinco canales rechazaron esta idea de Marc Cherry. "Yo me preguntaba: ¿Qué le pasa a esta gente que no entiende nada? Sabía que mi historia era muy buena. Estuvimos muy cerca de vendérsela a la cadena BBC porque me dije: «los británicos lo van a entender»", recuerda Cherry, escritor y productor de "The Golden Girls" y creador de otros ciclos que fueron un fracaso.
Cuando llegó a manos de la cadena ABC (propiedad de Disney), allí se quedó. En poco tiempo, se montó una escenografía a escala real del vecindario de Wisteria Lane en los estudios Universal. Tanto gasto tuvo su rédito y hoy, inclusive, los directivos aceptaron darles a las protagonistas un "plus" de 250 mil dólares a cada una como premio. "¡Pude comprarme una casa!", exclama enfervorizada Eva Longoria. Inclusive, su creador ya tuvo charlas informales con ABC sobre la posibilidad de hacer un desprendimiento de la serie para el año que viene, tal vez sobre algunos otros personajes del pueblo.
Por supuesto, "Desperate Housewives" también sufrió acusaciones provenientes de sectores conservadores, contrarios a las escenas más fuertes. Inclusive algunos anunciantes retiraron sus avisos por estos motivos. "Siempre fui bastante conservador, pero creo que estas controversias que creó la prensa fueron un poco infundadas. ¿No vieron telenovelas? Aquí no pasa nada que no ocurra en ellas permanentemente. Todo está absolutamente cuidado y regido por el buen gusto, inclusive los desnudos", explica Cherry. Mujeres desesperadas
"Desperate Housewives" obtuvo recientemente un Globo de Oro como mejor serie de televisión y como mejor actriz (a Teri Hatcher), entre muchas otras nominaciones. También ganó otros premios y amenaza con arrasar en la entrega de los Emmy.
Marc Cherry es un señor gordito, simpático y sencillo. De su cabeza salió esta historia -a la que le encanta calificar como telenovela (soap opera)- con diferentes subtramas que trazó artesanalmente. Un hombre que escribe sobre los sentimientos más profundos de cinco mujeres. "Soy gay. Por eso estoy un poquito más cerca de estos asuntos femeninos. No crecí viendo a las mujeres como objetos de deseo, sino como amigas y confidentes. Mi visión sobre el mundo femenino es muy diferente a la de un autor heterosexual. Es llamativo escuchar a una mujer diciendo que a veces se harta de ser esposa y madre. Es parte de un mundo fascinante y puedo ver el drama inherente a eso porque no estoy ocupado viviendo esa historia. Estoy afuera mirando", explica el creador.
Tiene dos hermanas y es hijo de un ejecutivo petrolero que lo llevó a mudarse de Oklahoma a Hong Kong, de ahí a Orange County, y luego, a Irán. Pero su familia siempre volvía al pequeño condado naranjero de California. De allí y de su infancia en Oklahoma aunó las pinturas necesarias para trazar su Wisteria Lane. Un nombre muy especial, pero no fortuito, para este pueblo. Wisteria es una palabra similar a histeria y, es el nombre de una planta que, cuando crece, sus raíces matan a los demás vegetales que la rodean. "Vivíamos en una granja en medio de la nada y mi madre se sentía bastante sola y, a veces, desesperada. De chico no me daba cuenta de eso pero, cuando me empezó a contar todas sus vivencias, me apareció la idea de hacer esta serie, acerca de un sentimiento femenino atrapado en un rol que ella buscó: el de esposa y madre. Fue fascinante ese concepto: encontrar la vida que querés y, aún así, estar desesperadamente disconforme", recuerda Cherry. Por supuesto, su madre tuvo mucho miedo de ver retratado su pasado familiar en una serie de televisión que verían millones de personas. Con razón. "En el segundo episodio, harta, Lynette bajó a sus chicos del auto y siguió manejando. Mi madre nos hizo eso una vez. El capítulo terminó a las 21.57 y mamá me llamó a las 21.58. «No puedo creer que hayas usado eso», me dijo. Tenía razón. Le prometí ser un poquito más cuidadoso ahora. Para eso tengo un fabuloso staff de escritores".
La vida real y la ficción también se mezclan en la vida de Eva Longoria. Su personaje es una fémme fatale que espera a que su millonario esposo salga de casa para sumergirse en una aventura sexual con el joven y buenmozo jardinero de la casa (Jesse Metcalfe). Su abuela mexicana nunca entendió los requerimientos de su carrera. "Ella es muy tradicional, no me habla y está muy enojada porque estoy en la tele con un chico desnudo. Tiene noventa años y no entiende esto de la actuación. Un día me dijo: «te vi en televisión con ese muchacho». Yo le expliqué: «Abuela, eso no es real», pero me respondió enojadísima: «¡Mentirosa!». No puedo explicarle más, pero ella es una divina. Mi familia está muy orgullosa. Demasiado. Mi mamá le da mi teléfono a todo el mundo. Hasta a los paparazzi que rodean mi casa todo el tiempo", comenta Longoria, con una simpatía muy latina.
Los demás vecinos de Wisteria Lane no son menos pintorescos que sus protagonistas. Una señora chusma que mete las narices donde no corresponde (Christine Estabrook), un plomero sex symbol (James Denton) y Edie (Nicollette Sheridan), quien no puede parar de conquistar a todos los hombres del barrio. Sheridan fue nominada a un Globo de Oro por componer a esta mujer que, tal vez, muchos hombres deben soñar con tenerla en su barrio. "Creo que, probablemente, hay una Edie en cada vecindario en diferentes grados de deseo. Es una mujer que está excluida del grupo, por lo que muchos podrán identificarse con ella. No es mala persona, pero no logra unirse a las otras chicas. Baila en un ritmo diferente", explica Nicolette.
Mujeres reales, hombres reales, un barrio real y situaciones alocadamente dramáticas, como en la realidad. Una fórmula que arroja como resultado una de las mejores series que puso la televisión de los últimos años.


Felicity Huffman







Entrevista publicada en el diario La Nación el 15 de febrero de 2006

Felicity Huffman: mujer de moda
Se ganó todos los premios por ser una de las Amas de casa desesperadas y fue por el Oscar por hacer de transexual en cine

Por Pablo Gorlero
LOS ANGELES.- Felicity Huffman es uno de los nombres femeninos que más resuenan en Hollywood en estos últimos días. Basta encender el televisor como para verla en cuanto programa de entrevistas haya. Su actuación en la película Transamérica, en la que interpreta el rol de un transexual, la llevó a ser nominada para un Oscar como Mejor Actriz Protagónica, y hace dos semanas, ganó el premio SAG por su actuación en la serie Desperate Housewives (ya había obtenido el Globo de Oro y el Emmy).
Es bastante querida en el medio. Simpática, inteligente y esposa de uno de los actores más carismáticos y respetados del mundo teatral y del cine: William H. Macy, con quien tiene dos hijos. Pero aunque Transamérica todavía resuena en su cabeza, es su Lynette Scavo de Desperate Housewives (que hoy reestrena su segunda temporada por el canal Sony) quien la colocó en el sitio exclusivo que hoy tiene en la industria.
-¿Lynette es la más real de estas desesperadas amas de casa?
-No. Creo que todas representan figuras femeninas míticas o algún ícono. Así como Juno o Vesta, en la mitología, representan diferentes formas de la femineidad. Creo que algunos pueden pensar lo que vos decís porque Lynette es una mamá y muchas mujeres, a mi edad, ya son mamás.
-¿Podrías hacer lo mismo que Lynette: salir a trabajar, mientras tu esposo atiende a los chicos?
-Nosotros nos turnamos y negociamos quién está en casa, depende de nuestros trabajos. Tenemos suerte de compartir la misma carrera.
-La serie colocó a las mujeres de cuarenta y pico en un lugar protagónico...
-Es verdad, y ahora van a aparecer muchas otras que quieran bailar al mismo son. ¿Sabés por qué es interesante esto?: porque tiene un escritor gay: Marc Cherry. Y mi experiencia con mis amigos homosexuales me indica que conocen a las mujeres mejor que nadie. Ellos aprecian la femineidad en un nivel mucho más avanzado que un heterosexual. No compiten, y cuando un gay te dice: "Qué sexy que estás y tus pechos se ven bárbaros en esa blusa", está en lo cierto. Marc es brillante y es el auténtico creador de este éxito.
-¿Te gustaría que la serie durara muchos años?
-Me pone contenta saber que tengo trabajo un par de años: me refiero a éste y al que viene. O sea: salté el tiburón. Esa frase quiere decir que estoy en el momento en que pude alcanzar la costa un ratito. Me encantaría tener trabajo por mucho tiempo, pero también creo que la vida de una serie tiene que depender de la creatividad. ¿Cuánto dura eso? ¿Quién sabe? "Friends" duró diez años, y "Frasier", once, pero otros sólo llegan a los tres años. Ojalá nosotros estemos como diez.
-¿Es por algo en particular que en esta segunda temporada se ven pocas escenas con las cuatro juntas? Teri Hatcher dijo que hace mucho que no tiene una con vos. -Lo que puedo decirte es que pongo eso en manos de Marc Cherry. El es brillante y es el creador de la serie. Por eso acepto lo que él hace. ¿Sabés qué? Debería haber un poco menos de vainilla y más chocolate en estas cosas.

El rol soñado
Está feliz con el resultado de su composición en Transamérica (película cuyo estreno en la Argentina está asegurado). Es la historia de Bree, un transexual que está a punto de someterse a la última operación que lo convierta físicamente en mujer. Pero un día, una llamada la sacude: es Toby, un supuesto hijo suyo que está preso en Nueva York y que le pide ayuda para salir de la cárcel. A partir de allí, esa relación profundiza aún más sus deseos de ser mujer.
-¿Ya tenés preparado tu discurso para los Oscar?
-Todavía estoy flotando. No. El único discurso que tengo en la cabeza es: "Hola, soy Felicity Huffman y fui nominada para un premio de la Academia".
-Te estás ganando todos los premios, ¿eso te cambió algo?
-Mi vida cambió cuando Desperate Housewives alcanzó la cima y caí en la cuenta de que voy a tener trabajo por un par de años. Pero no me convertí en una idiota por haber ganado el Emmy y el Globo de Oro.
-¿Qué sentiste cuando te ofrecieron hacer Transamérica?
-No me lo ofreció un gran estudio, sino una compañía pequeña llamada Bella Donna, de Nueva York. Apenas leí el guión, quise ser parte de él porque es una historia buenísima. Además, ese personaje es el sueño de un actor. Pero te confieso que pensé que iba a viajar a Nueva York para el casting y nunca me iban a elegir porque habría una cola de actrices esperando por el rol. Pero el director, Duncan Tucker, me había visto en una obra de David Mamet, seis años atrás, y me ofreció el protagónico de inmediato. No sabés lo que es que te den ese papel sin tener que audicionar seis veces.
-¿Hiciste algún tipo de investigación para esa composición?
-Sí. Si tenés un par de horas te cuento. No sabía nada sobre la comunidad transgénero. Por eso me empecé a interiorizar en el tema, me metí en Internet, leí cuanta biografía llegaba a mis manos, miré cada documental que encontré, fui a convenciones transgénero, trabajé con mujeres transgénero y con mujeres que preparan a hombres que se convertirán en mujeres. También fui a cuatro diferentes entrenadores vocales como para poder trabajar mi voz bajándola de cuatro a seis octavas.
-¿Creés que los estadounidenses se están volviendo más abiertos a partir de temas planteados en películas como Transamérica o Secreto en la montaña?
-Así creo. Pero no sé si eso se aplica para el cine totalmente. En el teatro sí, porque es una forma artística más reflexiva. Vos sabés que las cosas, a veces, tienen doble cara. Esta es una sociedad medio atiborrada y purgada. Tenemos estas películas que representan a un sector marginado de la sociedad y por otro lado tenemos un gobierno bastante conservador. Pero sí, podría decir que espero que haya un movimiento hacia la integración total. Por supuesto que estoy de acuerdo con el casamiento entre personas del mismo sexo, porque el amor es amor, no importa la forma, el color o el sexo.

lunes, 9 de marzo de 2009

El Topo Gigio está mayor


TOPO GIGIO: SE CUMPLEN 50 AÑOS DE SU DEBUT EN LA TELEVISION ITALIANA

(ANSA) - El Topo Gigio, el ratoncito creado por la titiritera romana María Perego que cautivó con ternura y gracia a millones de niños y adultos en su país, América Latina y Japón, cumple 50 años del debut en televisión.Un muñeco de orejas enormes de goma espuma, ojos celestes que se movían con picardía cuando se avergonzaba por algo, simpático y escurridizo, apareció en 1959 en el programa Alta Fedelta (Alta Fidelidad), el sábado a la noche en Italia, doblando la voz de Domenico Modugno. La voz característica, que cabalgaba entre agudos y agraves, fue aportada por el actor Peppino Mazzullo. De inmediato conquistó al público por su inocencia, y ese mismo año se convirtió en un personaje del programa Canzonissima, de la mano de Nino Manfredi y Delia Scala, o junto a la una joven Raffaella Carra en 1974 junto, con quien interpretó a dúo distintas canciones.A comienzos de los 60, Topo Gigio fue el primer muñeco animado en el programa Carosello (Carrusel), emisión más importante de publicidad en la televisión italiana por años, en hacer publicidad a una marca conocida de bizcochos.

María Perego, la "mamma" del personaje, atribuyó el enorme éxito de su creación al hecho de que fuera "el retrato del candor, la confianza en un mundo flagelado por los peligros y los miedos".Construido con un material blando que le permitió la movilidad de cada parte de su cuerpecito, el Topo apareció en sus historias acompañado de su novia, Rosy, y otros compañeros de aventuras, como su amigo Ino. En 1961, Gigio llegó al cine en Le avventure del Topo Gigio, dirigida por Federico Caldura y guión de Perego, que en América del Norte se distribuyó como The magic world of Topo Gigio. El personaje se presentó por primera vez en los Estados Unidos en 1963 en El show de Ed Sullivan, en total tuvo 92 apariciones; y en Gran Bretaña participó en cien espectáculos en el Palladium Show. El tierno ratón fue protagonista en 1967 de una producción cinematográfica japonesa, dirigida por Kon Ichikawa, titulada Topo Gigio y la guerra del misil, donde desbarataba una banda de terroristas. Dos años más tarde desembarcó en la Argentina, donde hizo furor en varias generaciones de niños, de la mano del empresario local Hugo Romani, que conoció al Topo en la casa de Domenico Modugno, en Roma, y obtuvo los derechos de representación para toda América Latina hasta 1972. Gigio irrumpió en 1969 en el programa La Galera, de Canal 11 de Buenos Aires, que conducía el uruguayo Juan Carlos "Pinocho" Mareco, momento desde el cual acuñó una de sus frases conocidas, la del "besito de las buenas noches". El personaje despedía a los telespectadores infantiles con la conocida canción: "Hasta mañana, si Dios quiere, que descansen bien, llegó la hora de acostarse y soñar también, porque mañana será otro día, hay que vivirlo con alegría". Desde la pantalla argentina se popularizó también en el vecino Uruguay, pero en los años 70 llegó a Ecuador, Chile, Perú, México, Costa Rica y Brasil; y en la década del 80 a Venezuela. En la década del 90 volvió a la Argentina, por Canal 9, y mantenía diálogos con Berugo Carámbula.

"El Topo Gigio era entretenido, hacía reír, llorar, apelaba más a las cosas populares de cada país, se adaptaba a la cultura y a las costumbres de cada país", recordó Romani décadas más tarde, retirado del mundo artístico. Eso explica que el ratoncito, por ejemplo, bailó el tango "A media Luz" en Argentina, cantó con mariachis "Las mañanitas" (el feliz cumpleaños mexicano) o "Cielito lindo".

Entre las apariciones más recientes, la serie animada creada en 1992 en Japón -de 34 episodios- Gigio fue representado como el primer títere astronauta en visitar la Vía Láctea. Entre 1985 y 2001, la RAI -el canal de televisión del estado italiano que lo vio nacer- interpretó series con textos de Perego en las que divertía, enseñaba mitología, las obras de pintores como Picasso o Giotto, recordaba las invenciones y las fábulas. (ANSA).

domingo, 8 de marzo de 2009

Liza Minnelli en la Argentina


Un símbolo del espectáculo mundial


Por Pablo Gorlero


"Arrastro la responsabilidad de ser considerada un purasangre, hija de un soñador y de una hacedora", dijo Liza Minnelli la última vez que pisó la Argentina. Tal vez haya sido porque sabe muy bien que es un purasangre. En lo artístico tal vez sea una de las mayores glorias que dio el espectáculo mundial porque yuxtapone talento a personalidad y ángel. Y en lo íntimo también, porque aunque haya caído una y mil veces, siempre tuvo la fuerza necesaria como para recuperarse. Y no tuvo una historia fácil, precisamente.
Nació el 12 de marzo de 1946, de la unión entre la estrella de Hollywood Judy Garland y el director italiano de cine Vincente Minnelli. Por eso prácticamente creció en los estudios de la MGM, donde ellos trabajaban durante muchas horas. Esa presencia permanente allí la hizo debutar a los 14 meses de edad en la película In the Good Old Summertime , con su madre y Van Jonson. Pero la felicidad familiar se quebraría enseguida. Sus padres se divorciaron cuando tenía sólo 5 años y, al poco tiempo, Judy ya contraería casamiento con el productor Sidney Luft, con quien tuvo otros dos hijos: Lorna y Joey. Entretanto, su padre, un bon vivant , se casó mucho después con Georgette Magnani, y tuvo a Christiana Nina.
Liza creció escapando de hotel en hotel y de casa en casa con su madre, acosada por las deudas y por la prensa. Siempre contó que no fue a una sola escuela, sino a unas veinte. Eso la hizo ser en extremo independiente, aunque muy responsable y atenta a las necesidades de los suyos. Su pasión por la actuación ya había comenzado a los 7 años, cuando participó en el musical Swanee , y se afianzó en el colegio, cuando tuvo que representar El diario de Ana Frank y recibió grandes elogios. A los 16 años se cansó de Los Angeles y se marchó a Nueva York con sólo cien dólares en la cartera. Durmió en el banco de una plaza y, después, en el sofá de la casa de una amiga. De a poco se fue metiendo en el medio; fue coreuta de algunos musicales y despertó la atención de muchos cuando debutó en un rol de reparto en Best Foot Forward , una obra del off Broadway. Pero fue el año siguiente, 1964, uno de los que más marcaron su vida. Su madre la invitó a compartir el escenario con ella en un concierto que ofreció en el Paladium, de Londres. Según cuentan las crónicas de la época, las dos se sacaban chispas en escena y Judy comprendió que Liza ya no era aquella intérprete entusiasta a la que ayudaba a estudiar la letra para sus papelitos televisivos, sino que se perfilaba como una estrella. Fue esa noche cuando conoció al cantante australiano Peter Allen, un amigo de Judy, quien fue su primer esposo. Precisamente, en 2003, el musical The Boy from Oz , sobre la vida de Allen, se refería a su relación con Liza.
A partir de ahí, su carrera ascendería sin parar. En 1965 hizo una serie de recitales en el club nocturno del hotel Shoreham, en Washington, y luego actuó en Montecarlo y en otras ciudades de Europa.
Siempre la comedia musical fue su mayor anhelo. "Todo es actuar. Cantar es actuar con música, y bailar es actuar con el cuerpo", dijo. Es que a los 19 años fue elegida por Harold Prince para protagonizar el musical Flora, The Red Menace, por el que ganó un Tony y donde conoció a sus amigos de siempre: el letrista Fred Ebb y el compositor John Kander.
En 1967 obtuvo su primer papel cinematográfico en La máscara y el rostro , dirigida por Albert Finney; y luego en Dime que me amas , dirigida por Otto Preminger, a quien llamó "nazi" por su forma rigurosa de dirección. Luego persiguió a Alan J. Pakula hasta que lo convenció de que la contratara para el papel protagónico de Los años verdes , uno de sus mejores papeles. Por su trabajo ganó un Cóndor de Oro, en el Festival de Cine de Mar del Plata, en 1970, y se enteró cuando visitó el país casi diez años después. "Nunca me dijeron nada", declaró. Es que su premio se lo había llevado su compañero Wendell Burton.
Pero su mayor consagración fue la película Cabaret . Harold Prince -quien la había contratado para Flora... - la rechazó para la versión teatral porque cantaba muy bien y él quería concebir al personaje como una mujer derruida. Pero al final convencieron a Bob Fosse (que también tenía sus dudas) y le dio una inmortal figura a su Sally Bowles, además de ganarse un Oscar.
Los años transcurrieron, grabó discos, pero su imagen de Sally, con esos ojos enormes de pestañas larguísimas, nariz respingada y labios gruesos, permanecería perenne en la mente del público. En los años 80 probó ser representada por Gene Simmons, el bajista de Kiss, pero no resultó. También quiso hacer música tecno, producida por los Pet Shop Boys, y hasta congas y rumbas cruzadas con jazz en su disco Noches tropicales . Pero el público siempre prefirió escucharla cantar "Cabaret", "Maybe This Time" y el tema "New York, New York", lo más recordable de esa película que hizo con Robert De Niro.
Se convenció de eso y lo sigue haciendo hasta hoy. Ya sus directores musicales saben cuál es su "yeite" y explotan su presencia. Lo mismo que ocurrirá en el Luna Park este domingo 15 de marzo, cuando la orquesta comience lentamente a tocar la melodía y, de a poco, vaya creciendo, hasta permitirle a la diva estallar y demostrar qué es ser una estrella purasangre.


Una premiada estrella de Broadway y de Hollywood

Su debut en Broadway con Flora, The Red Menace fue auspicioso, y fue en las aguas del musical donde mejor buceó. En 1975 tuvo que hacer un "toro" para reemplazar a Gwen Verdon en Chicago , y luego vinieron The Act (1977), The Rink -junto a Chita Rivera- (1984) y Víctor Victoria (1996). Ganó un Oscar por Cabaret ; un Emmy por su programa especial Liza with Z ; dos Globos de Oro, por Cabaret y por A Time to Live ; un Tony, por Flora ..., y un Grammy, como "leyenda musical".


Una vida bastante azarosa

"Pobrecita, se parece a mí, pero por lo menos es sanita", dijo Judy Garland cuando nació Liza. Y bueno... la vida demostró que se parecía bastante. Sufrió los altibajos de su madre, muchas veces tuvo que hacerse cargo de sus hermanos y, como ella, luchó contra las adicciones.
Se casó cuatro veces. La primera fue en 1967, a los 21 años, con el cantante australiano Peter Allen, con quien estuvo más de 8 años, aunque era gay. Pocos meses después se casó con el productor Jack Haley Jr. (5 años), y cuando se separó, enseguida, se unió al escenógrafo Mark Gero (23 años). El último fue David Gest, de quien se divorció hace poco más de un mes.

Papelones, cachetazos y torpezas

Nota publicada el 15 de mayo de 1996, en el Nª 477 de la revista Humor

LA TEVE SIN MAQUILLAJE

Detrás de las cámaras, en los pasillos y en cada corte se suceden escenas más interesantes que los mismos programas. El lado oscuro de las estrellas.

Por Pablo Gorlero

“¿Pedazo de animal, qué hacés ahí?”, se escuchó gritar a Hugo Alejandro Moser desde el control del estudio 9 de Canal 9. ¿La razón de su grito? Mientras el corrupto Lucio Santini (Rodolfo Bebán) intentaba seducir a esa especie de Alexis Carrington que componía Stella Maris Lanzan en El precio del poder, irrumpió este cronista perdido en la jungla de decorados, en medio d ela escena, abriendo justamente la puerta que no correspondía.
Historias como estas se suceden a cada instante en los canales de televisión: no alcanza con ver PNP, CQC o las perlitas de Hola, Susana para enterarse de furcios, metidas de pata y aspectos ocultos de los personajes de la televisión.
¿Sabía usted que Andrea del Boca, cuando era rubia, no quería a ninguna actriz rubia y joven en su elenco? ¿Qué Alberto de Mednoza cada día cortaba un pelo de su aplique vaya a saber por qué? ¿Que la recordada venezolana Jeannette Rodríguez cuando besaba a sus galanes les dejaba moretones por obra y gracia de sus bigotes?

Cuentos asombrosos
Un 27 de agosto, hace dos años, Leo Vanés presentó en su programa de Crónica TV a cuatro ex luchadores de Titanes en el ring para homenajear a Martín Karadagián en el aniversario de su muerte. Al pie de la pantalla, mientras relataban anécdotas, el videograph decía algo así como: “Los titanes homenajean a Martín Karadagián”. “¿Cómo era Martín?”, preguntó un ingenuo Leo. Ulises el griego no contestaba, miraba a la cámara y se masajeaba las rodillas con las manos. Hasta que estalló: “¡Martín era una basura!”. Continuó definiendo muy a su manera al “campeón del mundo” y le siguieron sus compañeros en la misma tónica. Los dedos del operador de videograph se enredaron en el teclado para sacar la leyenda “homenaje” de la pantalla. Leo, atónito.

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Quien vivió situaciones bastante incómodas en cámaras fue Imanol Arias cuando concurrió al famoso programa de los almuerzos antes de estrenar Calígula. Los camarógrafos temblaban de risa cuando advirtieron que los saltitos que el gallego pegaba en su silla eran porque, así juran los maliciosos, una de las invitadas le acariciaba la entrepierna con sus pies.

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José de Zer hizo escuela. Fabricó la noticia como pocos y, consiguió discípulos y seguidores. En oportunidad en que Nuevediario competía con el noticiero de Canal 2 de igual target, envió a un cronista y a un camarógrafo a inmortalizar la imagen de los bomberos sacando un cadáver del Riachuelo. Cumplieron con su labor perfectamente, pero Canal 2 llegó unos minutos más tarde, cuando el cadáver se secaba bajo el sol. El cronista y su compañero pidieron a gritos: “¿Por favor, tírenlo de nuevo, si no nos echan!”. ¿Qué pasó? Imaginen…

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No le fue mejor al periodista de Nuevediario que bajó de su auto para hacer la crónica de un brutal accidente y vio que un policía corrió hacia él agarrándose la cabeza. Casi lo lleva en cana por haber pisado los sesos del muerto. El colega todavía está descompuesto.

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Los de “atrás de cámaras” de aquel informativo contaron que durante la transmisión de elecciones presidenciales y tras el tradicional despelote que provoca la conducción del Zar del 9, se registraron escenas como ésta: “¿Qué idioma hablan los gauchos?”, le preguntó un productor a otro con total seriedad.

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En otra ocasión se vio, mediante doble pantallita desde el “móvil de exteriores” a un cronista despidiéndose de Mabel Marchesini y Guillermo Andino. El muchacho creyó que había salido del aire y, ahogado por la impostación, se fabricó un gargajo casi tuberculoso que espetó en cámara. Los conductores pidieron el corte sin contener la tentación, mientras uno de los columnistas se escondía debajo de la mesa descompuesto de la risa.

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Las telenovelas no se quedan atrás. La capacidad dramática de Carolina Papaleo o de algunos personajitos de Montaña rusa se debe a las habilidades químicas de las gotitas de mentol que producen lágrimas. Gustadito Bermúdez, dicen los observadores, a la hora de llorar se embadurna los dedos con “Vic Vaporub” y se lleva las manos a la cara.

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El indio Catriel, en Más allá del horizonte, corría como loco del set al camarín. Aunque resulte triste saber la verdad, Osvaldito Laport tenía el cuerpo encastrado de mermelada, para resaltar los músculos y agregarle moretones y lastimaduras. Pero el pobre tenía que andar a las corridas porque si no se lo morfaban las moscas.

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El mundo de la tele no es una gran familia. ¡Pamplinas!, le diría Robin a Batman. Si no habría que preguntarle a Ricardo Darín por qué un día le pisó el vestido de novia a la pobre Grecia Colmenares arrancándole la cola de cuajo. ¿Habrá sido porque la barbie venezolana hizo esperar dos horas a todo el personal, incluido Darín, para arreglarse tranquila cual estrella?

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¡Si se acordarán en Sonotex cuando se divorciaron los promocionadísimos venezolanos Catherine Fulop y Fernando Carrillo! El muchacho estaba triste y salía de jolgorio por las noches. Un día se le quedó dormido en plena escena a su compañera Margarita Ros (la de Chiquilina mía). Venía de una larga noche de copas y auto bien chocado. “¡Ahora sí tengo un hombre en serio!”, dicen que le habría susurrado al oído Cathy, mientras grababan refiriéndose, parece, al Ova.

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¿Y cuándo hay escenas de cama?... Algunos hacen retirar a casi todos del estudio y dejan sólo al director y a un camarógrafo. Pero a otros no les calienta (valga la palabra) estar entre 20 mirones o frente a su propia abuelita. En Canal 9, todavía recuerdan cuando una pareja de telenovela, ¡y sin ropas!, se compenetró demasiado con la escena. Cabe aclarar que casi siempre tienen el torso desnudo, pero con pantalones o calzones, los más osados.
No hace mucho estaban haciendo una escena de cama Natalia Oreiro y Coraje Abalos para 90-60-90. “Se me ven las lolas”, exclamó esta niña que fue “paquita” de Xuxa. “¿El problema es que te las veamos nosotros o la gente?”, le preguntó el director desde el control. “Ponete el corpiño o tapate”, prosiguió. Acto seguido, para hacerse el gracioso, su partenaire le habría dicho haciéndose el cancherito: “Si te ponés el corpiño también ponete la bombachita”. Lo que el joven actor no sabía era que en el control se encontraba Pablo Echarri, el pelilargo novio de Natalia, que bajó furioso al estudio y lo boxeó.

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¿Y los que rompen cosas? Hace poco Carina Zampini, la mala de Mujercitas, estrelló un auto contra los portones del estudio en medio de una escena. Dijo que sabía manejar, pero no aclaró si sabía frenar.

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Las peores lenguas juran que Rodolfo Ranni, cuando hacía Zona de riesgo, tenía una bromita: expulsar aire por la boca después de besar actrices. Eructaba, ¿quedó claro?

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Los sonidistas de Canal 13, guardaron durante mucho tiempo el ruido de una cachetada. Cada vez que Federico Olivera (el hijo de García Satur en Son de Diez) entraba al estudio le ponían ese sonido para irritarlo. Es que un día, Mimí Ardú, la mamá de su novia en la comedia, le pegó un bife que superó la ficción y la velocidad del sonido. El director, chocho por el realismo. Pero la mejilla de Fede pidió hielo a gritos.

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Qué decir de aquel famoso capítulo del Che Guevara en Sin condena… Hizo reír a público y actores. Jorge Mayor practicó subirse a una balsa durante horas porque tenía que remar y le tenía pánico al agua. Los “soldados” del Che se caían al agua a la sorillas del barroso río Luján, remababan como bestias y no avanzaban porque el bote había quedado amarrado y nadie se dio cuenta. El actor que componía a Fidel Castro se parecía más al comisario de Hijitus: gritaba cosas como ¡Hija! o ¡Vamo’, carajo! En el piso del bote, Luis Luque se descomponía de la risa. Lo más gracioso es que algunas de estas cosas quedaron grabadas y salieron al aire.

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Y no se puede hablar de la cara oculta de la tele si no se habla de las excentricidades que hacen algunos antes de grabar. Dicen que Leonardo Sbaraglia hace yoga patas para arriba al mejor estilo Homero Adams para concentrarse, al igual que Betiana Blum; Carlos Mata aturdía a todos con su guitarra cuando había un descanso; Catherine Fulop se paseaba en Soller por los pasillos de Sonotex para llegar más rápido del camarín al estudio. Dejó de hacerlo cuando se tragó un decorado.