viernes, 23 de noviembre de 2012

Casi normales


Cae el telón de un musical inolvidable

Por Pablo Gorlero



Las obras no parten para siempre, perduran y vuelven distintas, cambiadas. Pero las puestas no. Y sin dudas, el montaje que Luis Romero hizo de Casi normales, quedará en el “cuadro de honor” del musical en Buenos Aires y se va a extrañar. Una obra sofisticada, con un compositor como Tom Kitt que, como pocos, le puso la partitura exacta a las sólidas palabras de Brian Yorkey. Está inscripta en el nuevo musical, que escapa de todas las estructuras tradicionales y se atreve a hurgar en un tema sórdido, temido, complicado. ¿Cómo confiar en una obra en la que probablemente el espectador salga llorando angustiado? El confiado es Javier Faroni, quien con Casi normales tiene un antes y un después en su historia como productor.
Con pinceladas de gracia, esta obra dura, en la que el drama se desarrolla, crece y explota, modifica al espectador, lo afecta, lo sacude y, por fin, lo abraza. Pero aunque el drama de Diana, su bipolaridad y los métodos de tratamiento psiquiátricos son columna vertebral, la propuesta abreva en los vínculos. Por eso el amor del público por esta obra que aguantó un año en cartel, en tres salas diferentes. La ternura se cuela y uno, modificado, ve naturalmente filtradas sus propias relaciones, su propia historia y vínculos en estos seres mágicos. En la primera etapa, Laura Conforte abrazó a su Diana para consolidarse como una gran actriz, capaz de demostrarlo con o sin canción a cuestas. Tomó la posta una Alejandra Perlusky, que encaró a otra Diana, pero tan bella y poderosa como la anterior. Alejandro Paker fue ese tipo capaz de sostener con amor el temporal más violento, sabiendo que detrás siempre hay una luz. Florencia Otero, esa gran actriz joven de gran potencial dramático, fue sucedida con hidalguía y talento por Manuela del Campo; Fernando Dente, hizo un trabajo minucioso, de estudio, detallista; Mariano Chiesa abordó a dos seres muy diferentes, un especialista en dibujar personalidades distintas. Y esta obra permitió el descubrimiento de Matías Mayer, un joven intérprete que tuvo en sus manos al alma de la obra, con un futuro impresionante tras este gran comienzo en su carrera.
Sí, vamos a extrañar "sufrir" con Casi normales.
Primer elenco de Casi normales: Mariano Chiesa, Matías Mayer, Florencia Otero, Fernando Dente, Laura Conforte y Alejandro Paker

Segundo elenco de Casi normales: Mariano Chiesa, Matías Mayer, Manuela del Campo, Fernando Dente, Alejandra Perlusky y Alejandro Paker

Mariano Chiesa y Laura Conforte

Alejandro Paker, Laura Conforte y Florencia Otero


“Ser normal no es ser normal, pero ser casi normales, no está mal.” 

sábado, 20 de octubre de 2012

De mi perro sobre mi gato



Francisco, mi perro, en su diario (diariodeunperrosabio.blogspot.com) escribió esto para Néstor, su hermano gato, que nos dejó físicamente hace un mes.


Hola, diario. Te habrás preguntado el porqué de mi ausencia... Estuve muy triste.
Hace dos meses Nestitor empezó a estar un poco raro. Seguía haciendo su vida normal, pero adelgazando mucho. Pablo también se preocupó y lo llevó al veterinario. Ahí ya no te puedo contar con detalles porque viste que los humanos no te dicen nada, tenés que darte cuenta. Sólo que ese día, volvió llorando. Fueron muchas las veces en las que metían a Nestitor en un bolso y se lo llevaban. Se ve que Pablo me vio preocupado y un día me permitió ir con ellos. Confirmé que iban todos los días al veterinario. Lo subían a Nestitor a esa mesa de metal espantosa y fría para pincharlo y pasarle agua por un tubito que, a su vez, colgaba de una bolsa. No entendí por qué. Qué estupidez esa de que te den agua por un tubo pinchándote el lomo... Si yo lo veía siempre a Néstor bebiendo de nuestro tarro de agua. Una vez se lo llevaron a Néstor y tardó cinco días en volver. Me preocupé mucho. También me enojé y me puse celoso, lo admito. Pablo estuvo ausente mucho tiempo y sólo se abrazaba a mí para compartir su tristeza.
Cuando Néstitor volvió de esa ausencia, comenzó a estar un poquito mejor... pero sólo unos días. Volvió a empeorar y cada vez se puso peor. No te voy a dar detalles, diario, porque es muy triste. Sólo te voy a contar que ayer se murió.
Con Pablo estuvimos varias horas acostados con él adentro de un placard (donde se refugiaba los últimos días). Él le hacía mimos, yo lo observaba. Hasta que llegó un momento que duró varios minutos, en el que Néstor empezó a despedirse definitivamente. Nunca voy a olvidar esos minutos, que se hicieron siglos. Lo acompañamos hasta el final y Pablo le habló muchísimo.
Primero Saúl, ahora Nestitor. Ya sé lo que es la muerte. Ahora en casa confirmé bien de qué se trata eso de pasar un umbral.
Estoy muy triste, diario, muy triste. Néstor fue el mejor gato del mundo. Fue mi hermano gato, el que yo mismo elegí en la placita y con el que corríamos sin parar luchando hasta quedar exhaustos. Como escuché que dijo Pablo: Néstor era el gato más dulce y bueno del universo.
Esta primera mañana se me hizo muy difícil. Faltaba uno. Pero enseguida pensé que ahora Néstor volvió a correr, sólo que ahora tiene ventajas. Ahora podrá volver a treparse adonde quiera. Tal vez a lo más alto que haya pretendido jamás. Y era tan libre y curioso que hasta podrá hurgar dentro de nuestras propias almas, atrevido como era él. Con sus patitas irá amasando nuestros corazones por todo lo que nos quede de existencia, hasta que nos reencontremos. Sus ojazos ven más allá de todo. Te voy a extrañar mucho hermano. Chau.

sábado, 29 de septiembre de 2012

LIZA MINNELLI


Por Pablo Gorlero



Suena el teléfono de la redacción de La Nación. Atiendo. Del otro lado, saluda una voz en inglés.
-Hola... ¿Pablo?
-Sí... ¿Quién habla?
-Soy yo, Liza Minnelli.
-Ay, Anita... Dejate de jorobar.
-No, Pablo. No soy Anita. Soy yo, Liza Minnelli. ¿Te tomé de sorpresa?
-¿Liza? ¿En serio?
-Sí... La verdadera Liza Minnelli.
Como es de suponer, ese diálogo quedó en el anecdotario de la Redacción. Había pactado la nota unas cuantas semanas antes y olvidé agendarla. Por lo tanto, no esperaba el llamado ni estaba listo para la nota.
-No estabas listo, ¿verdad?
-La verdad que no. Te pido disculpas. Esperame que corro a buscar el grabador.
-Tranquilo. Qué placer volver a Buenos Aires.
Cabe aclarar que por lo general, antes de cada entrevista telefónica internacional siempre se comunica alguien de la producción o algún allegado al artista para anunciar que enseguida comenzará la entrevista. Pero en esta ocasión "the real Liza" (tal como lo dijo ella misma) decidió llamar por su cuenta y sorprender a su interlocutor. Tan real, tan sencilla y clara como para interrumpir la charla en un momento porque tocaron al timbre de su casa (y por lo que se pudo deducir, era alguien que traía su almuerzo).
Es que Liza siempre fascina. Haga lo que haga logra que uno sea consciente de que está ante una de las mayores estrellas de la historia del mundo del espectáculo. Fue a pocos días de arribar a Buenos Aires, donde presentó un gran concierto en el Luna Park.
A los 66 años, Liza Minnelli conserva un buen humor que no se registra sólo en apariencias sino en realidad. Tuvo sus momentos de grandes depresiones y sus padecimientos personales han llenado tantas páginas de diarios y revistas que no vale la pena escarbar en ellos. Para qué si es una intérprete inmensa. Es tal vez una de las últimas grandes leyendas del escenario y la pantalla. Y claro está, prócer del género musical. Ganó cuatro premios Tony, un Oscar, un Grammy, dos Golden Globes y un Emmy, y es hija de dos grandes glorias del espectáculo internacional: Judy Garland y Vincente Minnelli.
El nuevo siglo la recibió con contratiempos y alegrías. Su salud le hizo algunas jugadas antipáticas, pero a su vez, en estos últimos años volvió al cine y a la televisión, y realizó dos conciertos míticos: Liza is Back y Liza's at the Palace. Precisamente, se acaban de editar en la Argentina dos CD: la grabación en vivo de este último concierto y un novedoso trabajo: Confesiones.
Este último es muy diferente a cualquiera de sus anteriores trabajos. Es más personal, más íntimo. "¿Querés que te cuente cómo aparece ese álbum en mi vida? Me quebré el tobillo y me tuve que quedar muchos días en cama. Me estaba aburriendo tanto que llamé a Billy Stritch, mi director musical y amigo, y le dije: «Hagamos algo, me estoy volviendo loca». Entonces, vino a casa y estuvimos pensando en canciones que realmente nos encantan. Luego, otro amigo vino con él un día y resolvió que teníamos que hacer de eso un disco. Así fue como lo grabé en mi cuarto, desde mi cama", confiesa la estrella. Más íntimo de lo que uno podría imaginarse. Es de esos discos como para escuchar solo, en casa o en el auto. Con un café, unos mates o con un paisaje que abrace. "Íntimo es la palabra exacta para definir a Confesiones. Es de esa música ideal para poner durante la cena. Música que te distrae, buena música. ¿Sabés cómo ocurre eso? Cuando hacés el trabajo en base a lo que te gusta. Con Billy elegimos aquellas canciones que nos encantaban. Y a los fanáticos de mi repertorio clásico les encantó. Eso me dejó aún mucho más conforme".
El concierto que ofrecerá hoy en el Luna Park tendrá varias canciones de ese CD, pero ella está atenta a los requerimientos de sus fanáticos. "Quiero mostrarle al público a esta nueva Liza de Confesiones, pero también voy a incorporar muchas sorpresas y todos aquellos temas por los cuales soy famosa en todo el mundo. Nunca me cansaría de cantar «Cabaret» o «New York, New York». Soy consciente de que estoy obligada a interpretarlas. No puedo negarlo. Pero ya son parte de mi show, son su esencia. No me preocupa porque siempre canté todo tipo de temas. Pensá que cantar fue siempre mi hobby, desde que era chica. Algunas personas coleccionan estampillas, yo me entretenía aprendiendo letras de canciones. Y no apuntaba a lo más fácil. Lo primero que aprendí fue todo el repertorio de George Gershwin", confiesa.
Sin duda, aunque a lo largo de su carrera su voz haya tenido momentos sublimes y otros no tanto, el hecho de ser una gran actriz y su particular energía la hacen única. "Los conciertos hacen que no extrañe nunca a la actriz. Porque muchos creen que están viendo a una cantante sobre el escenario, pero no es sólo eso. Están ante una actriz. Yo tomo a cada canción como un papel distinto. Eso vuelve a este trabajo atrapante, emocionante. ¿Sabés quién me enseñó eso? Charles Aznavour. Era muy joven cuando lo fui a ver y pensé que eso era lo que quería hacer. Viajé a París y cuando lo conocí le pedí que sea mi mentor. Y aceptó. Desde ahí en adelante, él me enseñó esto. Fue muy genial", define.
"De todos modos, me llaman para trabajar en muchas cosas, tanto en cine, teatro o televisión, pero hago sólo lo que realmente me gusta." No son tantos los trabajos que escoge. En los últimos dos años tuvo una participación impecable en la película Sex & the City 2, y apareció como actriz invitada en la series televisivas Arrested Development, Law & Order: Criminal Intent y Drop Dead Diva. "Aprendí a no desesperar con ningún trabajo. Cuando se estaba desarrollando la idea del musical Cabaret, para Broadway, fue muy gracioso lo que ocurrió conmigo. Harold Prince me convocó, vino a mí antes que a nadie. Pero después cambió de parecer y me dijo: «No va a poder ser porque necesito a una persona inglesa». Yo pensé: «okey». Estaba segura de que ese papel de Sally Bowles iba a volver a mí. Creo que en el fondo sabía que se iba a hacer la película -recuerda fervorosa-. Ese film fue un regalo para mí. Y lo más grandioso de ese trabajo y la razón por la que pudimos salirnos con la nuestra en muchas cosas fue porque nos mandaron a Alemania a hacer un musical sobre el nazismo. ¡Por favor!... Y sí, (Bob) Fosse lo hizo". Su primer trabajo en el circuito comercial de Broadway fue a los 19 años, con la comedia musical Flora, the Red Menace (1965), que fue un fracaso comercial pero que le hizo ganar un Tony. Luego vino un reemplazo en Chicago, y siguieron The Act, El búho y la gatita, The Rink y Víctor Victoria. No tantas obras para una estrella como Liza. "No sabés las ganas que tengo de hacer algo en Broadway. Y son muchas las propuestas que me ofrecen. Pero sabés qué... mi regreso tendría que ser algo muy especial. Debería ser mi propia obra. Yo puedo interpretar tantos papeles diferentes, sería bueno tener esa posibilidad de volver a vivir un momento distinto. También soy consciente de que el público me quiere ver como una show-woman. Tengo que sentirme agradecida por esa bendición."
Liza llegó a Buenos Aires ayer por la mañana, con una alegría inusual. No es una postura ese amor que dice sentir por esta ciudad. Entre sus planes está ir a ver algún show de tangos, algo que le fascina, y salir a cenar con gente conocida. "Tengo muchos amigos en ese país y eso también me motiva a volver. Es verdad cuando digo que el público argentino es especial. El espectador de allá es brillante, comprensivo, atento, inteligente y tiene una particular forma de manifestarte su aprecio. Son muy cariñosos."
-Y si te gusta tanto el tango, ¿cuándo te vas a animar a cantarnos uno?
-¡Ay sí! ¡Claro que me animaría! Sólo que todavía no me aprendí ninguno. Pero bueno, nunca se sabe...
Liza, en el Luna Park



lunes, 3 de septiembre de 2012

Chau, Jorge


Murió uno de los últimos grandes cómicos argentinos

Figura del cine, de la TV y del teatro, fue uno de los personajes más queridos del ambiente artístico local


Por Pablo Gorlero 

Cuando era chico le encantaba salir a la calle descalzo los días de lluvia. Se armaba una capucha improvisada con alguna bolsa y se embarraba bien. Feliz, chocho de la vida, volvía a su casa a regalarles su enorme sonrisa a sus tres hermanos, a su madre asturiana y a su padre portugués. De joven, ya con dos o tres programas de radio al mismo tiempo y rodajes cinematográficos, no cambiaba por nada del mundo la pizza con cerveza y prefería moverse en tranvía antes que comprarse un auto. Retratos anticipados de un tipo humilde que fue uno de los cómicos más queridos del ambiente artístico nacional. 
Se trata del gran Jorge Luz, quien murió anteanoche, a los 90 años, en el Sanatorio de la Providencia de Buenos Aires, donde se encontraba internado desde hacía dos semanas a raíz de una afección pulmonar por la que debió ser intervenido quirúrgicamente.
Jorge nació el 8 de mayo de 1922 en Empalme San Vicente (hoy Alejandro Korn), como Oscar Jorge Da Lus Borbón y estudió en el Colegio Otto Krause, consignó ayer Télam.
Era el más chico de cuatro hermanos y siempre recordaba que, aunque su familia pudo vivir bien, hubo momentos en que su madre tuvo que lavar ropa para sumar algunos pesitos al hogar. Ya de chiquito era desinhibido y se esmeraba por ser el primero en levantar la mano a la hora de recitar o hacer alguna lectura en clases.
Aída Luz, su hermana mayor -y amiga inseparable- fue figura del espectáculo desde muy joven. A los 16 años, la acompañó a una grabación y tuvo la chance de cubrir un pequeño papel en un radioteatro. De ahí en más trabajó sin parar como actor. Pedro Tocci lo contrató para formar parte de su elenco en Radio Argentina. Ahí llegó a trabajar con Eva Duarte, a quien siempre recordó. Continuó trabajando en distintas emisoras y en algunas películas con breves apariciones. Hasta que Carlos Borcosque le dio la oportunidad de encarnar un papel más importante en Y mañana serán hombres (1939). Un compañero de elenco de Radio El Mundo, Zelmar Gueñol, lo hizo ingresar en su compañía, La Cruzada del Buen Humor, de la que derivó un grupo que hizo historia en la radio y el cine nacional: Los Cinco Grandes del Buen Humor, que Jorge formó junto con Zelmar Gueñol, Rafael "El Pato" Carret, Guillermo Rico y Juan Carlos Cambón. La primera película del grupo fue Cuidado con las imitaciones (1948) y le siguieron otras como Cinco grandes y una chica, Cinco locos en la pista, Locuras, tiros y mambo, Fantasmas asustados, El satélite chiflado, Africa ríe, Los peores del barrio, entre otras. En televisión hicieron La hostería encantada La revista de los sábados . El humor del grupo se comparaba con el de los Hermanos Marx, pero se separaron por la muerte de Cambón y Jorge Luz ingresó como cabeza de compañía del nuevo teatro Caminito, que dirigió Cecilio Madanes desde 1957. Allí hizo ocho temporadas de obras comoLos chismes de mujeres, La pérgola de las flores, Las aventuras de Scapin, La zapatera prodigiosa, La verbena de la Paloma Una viuda difícil , entre otras. También con gracia y ductilidad para el canto y el baile, participó en muchos musicales como Irma, la dulce, Polvo de estrellas Mamá es una estrella ; y en revistas como Luz verde Había una vez... Ambar, luz y sombra , entre muchísimas otras.
Jorge Luz, en La pérgola de las flores
En cine, además, trabajó en muchas otras películas como Los celos de Cándida, Camino al infierno, Juguemos en el mundo, Yo también tengo fiaca, Abierto de 18 a 24, Canuto Cañete y los 40 ladrones, Delito de corrupción Nacido para cantar . En las últimas dos décadas trabajó en films como La peste, De eso no se habla, Sol de otoño, El juguete rabioso, Loco India Praville .
Gran capocómico
Exquisito imitador, se animó desde joven a la caracterización femenina. Berta Singerman y Tita Merello fueron algunas de sus más recordadas imitaciones. En teatro, además, trabajó en La dama de las camelias y más recientemente en Incrustaciones (2004), junto con Marilú Marini, dirigido por Alfredo Arias.
En televisión también tuvo una carrera muy destacada. 1969 fue uno de sus años más intensos. Tenía hasta tres funciones diarias en el teatro y grababa dos exitosos ciclos televisivos: Domingos 69 La Baranda . Allí ya llenaba páginas de revistas con comentarios sobre sus personajes La Chusma (antecesora de La Porota), Puyeta Adorna de Videla y Etelvina Lapizlásuli Iturriberri viuda de Menéndez Tareti. También se destacó en El humor de Niní Marshall (gran amiga suya)y tuvo una gran popularidad en 1987 con Las gatitas y ratones de Porcel , donde nació su personaje La Porota, en el sketch "La Tota y la Porota". El suceso fue tan grande que tuvo su propio programa y una taquillera versión teatral: Hay fiesta en el conventillo .
En 1991 fue convocado por Charly García y Pedro Aznar para prestarle su voz al tema "Cucamonga Dance", para el disco Tango 4 . "George Light es la estrella tonight, George Light es lo más grande que hay. Jorgito, gracias por tu alegría y tu inmenso talento -expresó Pedro Aznar en su Facebook-. Recuerdo con emoción la tarde que viniste a grabar a casa el «Cucamonga Dance» y Charly y yo escuchamos fascinados tus hilarantes anécdotas. ¡Estuvimos riéndonos más tiempo que grabando! Gracias, campeón. Siempre fuiste y serás Luz." Es imposible mencionar en este espacio todos los espectáculos en los que trabajó. Hasta hace muy poco, Jorge fue un visitante permanente de cuanto estreno teatral y cinematográfico sucediera en Buenos Aires. Siempre entusiasmado y contento, una de sus últimas presencias en público fue en noviembre del año pasado, cuando recibió un Premio Hugo a la trayectoria (ver recuadro), acompañado por el periodista y escritor Hugo Paredero, quien está escribiendo su biografía.
Quien esto escribe nunca olvidará la tarde en que compartió unos mates, con masitas, en la casa de los Luz. Aída y Jorge eran unos anfitriones ejemplares. Por su sencillez, su buen humor y esa habilidad por hacer cosquillas en el alma y conseguir que uno se aleje feliz, fresco, bien. Se los va a extrañar.
Sus restos serán trasladados hoy al Panteón de Actores de la Chacarita.
Jorge Luz, en el momento de recibir el Hugo a la Trayectoria
OBTUVO CASI TODOS LOS PREMIOS
En 1988 fue premiado por su labor en Abierto de 18 a 24 y en 2007 recibió el Cóndor de Plata a la trayectoria, de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina. En 1993 obtuvo el ACE de Oro por su labor en La zapatera prodigiosa, y el año pasado hizo una de sus últimas apariciones cuando recibió de manos de Pepe Cibrián el Premio Hugo al Teatro Musical por su trayectoria.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Floria Bloise


Comenzó su carrera a los 50 años y se hizo muy famosa por su trabajo en Son de Diez
Por Pablo Gorlero
Tal vez haya tenido una de las miradas más expresivas de la televisión, el cine y el teatro. De esas miradas que uno jamás podrá olvidar. Era la de Floria Bloise, encantadora actriz que murió ayer, por la mañana, a los 82 años, por un maldito cáncer.
Difícil escribir una nota necrológica cuando una gran amistad unía a quien se fue con el que escribe. Pero por qué evitar lo inevitable. Cuando la conocí nos hicimos amigos inmediatamente ("Me pusieron Floria por Tosca", explicaba). Teníamos cuarenta y tres años de diferencia, pero ella era tan sabia. Ya por aquel entonces había vencido por primera vez al cáncer. La entrevista era porque su personaje en la telecomedia Son de Diez, allá por 1992, tomaba cada vez mayor relevancia. Pero no siempre fue actriz. Recién debutó a los 50 años, dirigida por Ismael "Paco" Hasse (uno de sus grandes amigos, junto a Nora Perlé), en Kaput, de Woody Allen.
Antes cursó varios estudios universitarios completos, y entre otras cosas se recibió de ingeniera agrónoma. Por eso, trabajó desde muy joven en diversas ocupaciones de índole comercial, docente y comunicacional. Pero en mitad del camino de su vida, por ignotas razones aparentes -seguramente no tanto en lo profundo-, decidió cambiar de rumbo. Así fue como se anotó en la Escuela Nacional de Arte Dramático y, de repente, se descubrió actriz. Renunció a todos sus trabajos y se jugó por ese camino.
Floria Bloise, en el elenco de Son de Diez
De convicciones firmes e ideas políticas inquebrantables, Floria fue siempre una abanderada de la solidaridad. Allí donde un amigo o compañero suyo necesitara su palabra sabia, ella estaba presente. Y siempre abría su cartera para compartir su pan con quien lo necesitara o recogía a algún perro abandonado en la calle. Floria no tuvo hijos naturales, pero sí sembró muchas semillas, gente que creció y evolucionó a su lado.
Hace tiempo, la directora y actriz Ana Padilla la convocó para hacer un personaje en la versión musical para niños de El pájaro azul, de Maeterlinck, obra que ella amaba. Allí interpretó a la Abuela y aparecía en una escena clave. Los dos chicos protagonistas recorrían lugares extraños con personajes fuera de lo común, en busca del pájaro azul de la felicidad. En un momento llegaban a una cabaña de un bosque. Allí se sorprendían de encontrar a sus abuelos. Con ellos jugaban, cantaban y bailaban. Luego, después de ese momento dulce, la abuela (Floria) les decía algo así como: "Este no es su lugar, pero pueden venir a visitarnos cuando quieran, sólo recordándonos con el corazón". Te visitaremos seguido así, Floria.

Tuvo una prolífica carrera en cine y TV
Aunque comenzó su carrera a los 50 años, Floria Bloise tuvo una vastísima trayectoria tanto en la televisión como en el teatro y el cine. 
El amor que le tenían sus colegas quedó demostrado hace cuatro años, cuando le entregaron el Premio Podestá por su trayectoria. 
Trabajó con todos los grandes directores teatrales, como Carlos Gandolfo, Carlos Carella, Jaime Kogan, Lorenzo Quinteros, Ismael Hasse, Francisco Javier, Villanueva Cosse, Enrique Molina, Néstor Romero, Rubens Correa, Javier Margulis, Manuel González Gil, Leonardo Odierna y Víctor García Peralta, entre otros; y formó parte de los ciclos Teatro Abierto 1982 y 1983. A su vez, participó en más de 20 películas, dirigida por Héctor Olivera, Fernando Ayala, Luis Puenzo, Alejandro Agresti, Essio Masa, Bebe Kamin, Guillermo Saura, Alexis Puig y Marcelo Mangone, entre muchos otros. 
En televisión trabajó casi sin parar en innumerables tiras y unitarios desde 1980, como Compromiso, Buscavidas, Juana va, La bonita página, Hola, crisis, Nosotros y los otros, Atreverse, Son de Diez (en sus cuatro temporadas), Nueve lunas, De poeta y de loco, Cavar un foso, De corazón, Montaña rusa segunda vuelta, Primicias, Los médicos de hoy, El hombre y PH, entre muchas otras. 
Sus últimas participaciones televisivas fueron en ¿Quién es el jefe?, Mujeres asesinas, Montecristo, Los cuentos de Fontanarrosa, Un cortado, Tinta argentina y Televisión x la identidad (donde interpretó a Estela de Carlotto). En cine también compuso a una madre de Plaza de Mayo en La historia oficial. Además trabajó en Los viernes de la eternidad, Chorros, Boda secreta, De los Apeninos a los Andes, Vivir mata, Vendado y frío, Te besaré mañana, Click, Cautiva, Conversaciones con mamá, El 48, La demolición, Terapias alternativas y Villa, entre otras. 
Floria siempre estuvo dispuesta para trabajar con nuevos realizadores y jóvenes cineastas, por eso también tiene en su haber un sinnúmero de cortometrajes. Su último trabajo teatral fue en Filomena Marturano, junto a Virginia Lago, dirigida por Manuel González Gil, entre 2006 y 2008. También es muy recordado su trabajo en la comedia musical Saltimbanquis, de Bardotti y Bacalov, donde participó durante cinco temporadas, junto a Inés Estévez, Roberto Palandri y Mario Martínez. 
También trabajó en Los días de Julián Bisbal, Pesado silencio, El pájaro azul (en sus dos versiones), Lo que mata es la humedad, En familia, Ojo al bache, Por la libertad, Blus de la calle Balcarce, La musa mistonga de los arrabales, Morir en familia, Las lágrimas amargas de Petra von Kant, El último convento, El río que nos lleva, Los prójimos, Las mariposas son libres, Aquellos gauchos judíos, Una visita cada verano (durante dos temporadas), Brutta miseria y Tangos y Centeya, esta última gestada, dirigida y producida por ella misma. Sin velatorio hoy, a las 9.15 se oficiará una misa en la Chacarita y luego sus restos serán trasladados al Panteón de Actores.
Floria, en Saltimbanquis


Un huracán llegó de Irlanda






El fuego y el orgullo irlandés a través de su danza

Riverdance se presentará durante once funciones en el Gran Rex

Por Pablo Gorlero

Creado por John McColgan, la compañía ya lleva 18 años de vida y acaba de arribar a la Argentina. Ayer debutó en el Gran Rex, donde se presentará durante once funciones.
El grupo se presentó por primera vez en el intervalo del célebre concurso de Eurovision, el 30 de abril de 1994. "Todavía recuerdo el momento en que las 400 personas que estaban en ese lugar saltaron de sus asientos y se pusieron de pie para ovacionarnos. Fue impactante", evoca John McColgan en su suite del hotel Plaza, feliz de estar por primera vez en Buenos Aires. Se unieron varios talentos para que eso fuera posible: Bill Whelan -integrante del grupo folk de culto Plantxy-, el conjunto coral celta Anúna, los campeones de danza irlandesa Jean Butler y Michael Flatley y la dirección y producción del matrimonio compuesto por John McColgan y Moya Doherty. "La sincronicidad de nuestras coreografías sorprende. Cuando tenés 30 bailarines en una fila, todos haciendo lo mismo muy rápido, la gente se sorprende. Además hay algo primitivo al bailar con los pies y las manos pegadas al cuerpo."
Se estrenó en 1994, en Dublín, y fue un éxito arrollador. A partir de ahí, la fama de la compañía y del espectáculo comenzó a crecer y a trascender las fronteras de Europa. Se presentaron con éxito en Asia, Oceanía, América del Norte y, ahora, por primera vez llegan a la parte meridional del continente.
"Nos fue muy bien en San Pablo, pero estamos muy ansiosos por ver la reacción del público argentino. Dicen que son espectadores muy especiales", señala McColgan.
Riverdance recorre la historia de Irlanda a través de la danza, pero en un formato que se asemeja a las grandes producciones del West End o de Broadway, algo que fascina al público masivo y los convierte en unos perfectos embajadores de la isla esmeralda. "Hay varias razones por las cuales nuestro show genera tanto interés. Todos nuestros artistas sienten un gran orgullo por su cultura y su nación. No es un show donde uno se viste de otro, acá se representan a sí mismos y a su país. Otra de las razones del talento de nuestros bailarines es que la mayoría de ellos bailan danzas folklóricas desde los cuatro años. Para ellos es natural esta danza. Ahora hay escuelas de danza irlandesa en todas partes del mundo. Hasta en China", explica el director.
-¿Cuáles son los límites entre la danza folklórica y el megashow comercial y taquillero?
-Es bueno decirlo. Adonde vamos los irlandeses están muy orgullosos, porque es una representación de Irlanda, que es antigua y moderna a la vez. Hay gente a la que no le gustan las danzas folklóricas. Esta lo es, pero nosotros le agregamos espectáculo. Mi formación está en la televisión. Hice centenas de programas de entretenimientos y de ficción y, además, uso el vocabulario de los musicales de Broadway. Utilizo ese conocimiento y pasión por el teatro, sin dejar de respetar esta cultura. Nosotros no queremos minar la integridad de esta danza. Y le aportamos una teatralidad. He estado haciendo esto desde hace 50 años y creo que ha resultado muy bien.
Pronto volverán al Lejano Oriente, donde ya se presentaron en 24 ciudades chinas y en Japón. John McColgan no puede olvidar una imagen al finalizar una de las funciones en Tokio: "Un periodista japonés lloraba emocionadísimo cuando terminó el show. Le pregunté qué había sentido y me respondió que estaba conmovido porque pertenecíamos a un país pequeño, dominado por un gran país, y hoy estamos erguidos, presentando al mundo nuestra cultura con mucha teatralidad y de modo entretenido".
Torrente de talento
Lo que se está llevando a cabo en el Gran Rex es un acontecimiento. Principalmente para todos aquellos que aman la cultura de los países de origen céltico y para los amantes de la danza, pero también para el público dispuesto a presenciar un show impactante con un gran contenido étnico y cultural. Riverdance es sorprendente. A mediados de los años 90 circulaban por la Argentina videos de este gran espectáculo que sorprendía al mundo y uno soñaba con verlos alguna vez en la Argentina. Su primer bailarín y uno de sus coreógrafos, Michael Flatley, hace algunos años envió aquí a propia compañía: Lord of the Dance y decepcionó a muchos.
No ocurre lo mismo con Riverdance . Sobre el final la gente estalla de sus butacas y quiebran el aire del Gran Rex con una ovación que dura varios minutos. Sí, es verdad, la compañía llegó un poco reducida y el montaje no es exactamente el mismo que en Dublin, Londres o Nueva York, pero impacta de igual manera.
Es una propuesta conceptual que recorre los orígenes del pueblo irlandés, su historia, su mitología, su emigración y el nuevo esplendor. Así, a través de una inmejorable partitura del ex Planxty Bill Whelan, el espectador será incorporado a la era de los Tuatha Dé Dannan, la epopeya del gran Cuchulain o hasta en el mundo feerico tan verde como esa tierra tan castigada como bendecida por la historia. Durante la primera parte, la compañía de 18 bailarines le brinda espectacularidad a las danzas folklóricas y realizan prodigiosos juegos simétricos que presentan hasta cierta influencia de Busby Berkeley (en ese sentido, los espectadores de la parte superior del Gran Rex estarán beneficiados). El estilo de danza irlandesa, que mantiene el tronco enhiesto y los brazos pegados al cuerpo obliga a los intérpretes a hacer las mayores proezas con sus pies y sus piernas en el zapateo y los saltos. Todos ellos, juntos en escena, son un estruendo, un maremoto de percusión. Por momentos siguen a la perfección el sonido de los tambores y el bodhrán; y las jigas son un alarde de creatividad y festividad.
La virtuosa bailaora Marita Martínez Rey, que parece personificar las flamas de una fogata, demuestra con su taconeo que cualquier zapateo puede ser incorporado a esta música. Del mismo modo, el duelo entre los bailarines de tap Jason E. Bernard y Benjamin Mapp con los irlandeses es uno de los momentos más potentes del espectáculo. Allí, ambas formas de danza callejera que se encontraron en las calles norteamericanas a principios del siglo XX se fusionan y se vuelven una sola. Por su parte, los primeros bailarines James Greenan y Chloey Turner no sólo son prodigiosos sino poseedores de un especial encanto. Suman dosis de fuerza, presencia y talento ilimitado.
La partitura de Whelan es ejecutada por cuatro músicos, sobre una delicada base grabada. El gaitero Guy Rickarby tiene uno de los momentos más emotivos del show con su solo por el lamento de Cuchulain. Pero el carismático violinista Matt Bashford se convierte en un auténtico showman y se adueña de la escena en muchos momentos. Quedan pocas funciones y vale la pena embriagarse con la música y la danza irlandesa de Riverdance.

Crónicas de Broadway 7


La escena estadounidense bebe del cine

Por Pablo Gorlero
Enviado especial
NUEVA YORK.- La falta de ideas originales sigue invadiendo a Broadway, cuya cartelera presenta cada vez menos títulos originales, muchas remakes y una tendencia notoria a llevar a escena versiones de películas. Hace tres meses, el distrito teatral neoyorquino tenía en su cartelera cinco títulos provenientes del cine: Leap of Faith, Ghost, Priscilla, reina del desierto, Cambio de hábito, Once y Newsies, en el on Broadway, mientras que en el off Potted Potter (una sátira de Harry Potter) y Silence! (parodia de El silencio de los inocentes).
Once, sobreviviente y ganadora del Tony mayor
Del primer grupo, sólo sobreviven dos: Once, que arrasó con los premios Tony, y la elogiadísima Newsies, que a su vez es la versión teatral de una película de Disney que fracasó en los años 80. A juzgar por el público fanático que colma la sala del Nederlander, el pequeño musical de los canillitas, con impresionantes coreografías y una exquisita partitura de Alan Menken tiene larga vida. Pero en Broadway nada está seguro.
Por su parte Once, musical basado en una joya del cine independiente irlandés -estrenada en 2007- despertó la curiosidad de los espectadores gracias a los galardones recibidos. Incluso se pensaba que por su estructura nada rimbombante y sus canciones sencillas (pero magistralmente compuestas por Glen Hansard y Marketa Irglova) interpretada por un joven y su guitarrita, iba en camino directo al fracaso. Pero hoy en día es una de las más solicitadas.
Priscilla, reina del desierto
Raven-Symoné, en Cambio de hábito
Las demás pasaron con más pena que gloria. Las más airosas fueron Priscilla, reina del desierto y Cambio de hábito, que tuvieron una legítima "vida" de un año de permanencia en cartel. Aunque con mucho humor, ambos títulos importados de Londres, no estuvieron a la altura de las grandes obras que suelen engalanar las marquesinas de Manhattan. La primera de las mencionadas, un ícono de la cultura queer, era graciosa y contenía todos los hits ochentosos posibles como para que la platea salga del teatro con una sonrisa y bailando. Pero desde la dramaturgia era muy pobre y no le hacía honor a la película. Por su parte, la última jugada de los productores de Cambio de hábito (Sister Act) fue poner a la figura televisiva Raven-Symoné a la cabeza del elenco, como Deloris, aquella monja impostora que se refugiaba en un convento del Bronx para enseñarles a cantar a las religiosas del lugar. Pero sólo estiraron un poco más su permanencia y bajará definitivamente de cartel este fin de semana.
Ni Raúl Esparza pudo salvar a Leap of Faith
Otros dos musicales basados en películas fueron Leap of Faith y Ghost, que tuvieron un nivel artístico superior a Priscilla y el musical de las monjitas, pero se mantuvieron en escena durante un cortísimo tiempo. La primera estuvo sólo tres semanas en el St. James Theatre. Con una estrella rutilante del género como Raúl Esparza (en el rol del pastor farsante que encarnó Steve Martin en la versión fílmica) se estrenó a mediados del año pasado en Los Angeles, en una gran producción que permaneció stand-by hasta encontrar un escenario disponible en Broadway, recién en abril de este año... porque había bajado prematuramente de cartel On a Clear Day You Can See Forever, con Harry Cornick Jr, un fracaso estruendoso. El montaje de Christopher Ashley (Memphis) no fue pretencioso, se apoyó en el previsible libro (todos se dan cuenta de que el chico en silla de ruedas terminará caminando feliz y cambiándole la vida a todos), en el carisma de Esparza -que sin dudas hizo uno de sus trabajos más exigidos- y en una escena final emotiva en la que una lluvia en escena terminaba mojando a todos los actores. Mucho gospel, mucho jazz y unas canciones brillantes de Glenn Slater y el talentosísimo Alan Menken (ambos autores de las canciones de La sirenita y Cambio de hábito). Pero bueno, lo cierto es que sus productores perdieron millones y la obra estuvo en cartel sólo 19 funciones.
Ghost: preciosa, pero no prosperó
Otro fracaso millonario fue la versión musical de Ghost, a pesar de lo ingenioso de la puesta de Matthew Warchus y de las inspiradas canciones de Dave Stewart y Glen Ballard. La tecnología y unos trucos de magia impactantes estaban al servicio de una historia archiconocida por todos. Actores que vuelan y se desvanecen en el aire; otros que desaparecen a la vista de todos y unas proyecciones con ritmo vertiginoso que dejan al público con la boca abierta. Pero lo virtuoso de Ghost fue que nada de todo esto estuvo puesto porque sí, sino al servicio de una de las historias de amor que más huella dejó en la cinematografía. A esto hay que sumarle unas actuaciones brillantes de Richard Fleeshman, como Sam; y sobre todo, de una carismática revelación en Broadway: la jovencísima Da'Vine Joy Randolph, que hizo su debut en el papel que Woopy Goldberg inmortalizó en la pantalla. Tuvo una vida un poco más larga que la obra de Esparza, pero para Broadway es la nada: cuatro meses. Bajó de cartel anteayer. Mantenerla costaba millones y el público no respondió como se esperaba. En cambio, las que son un éxito de público, son las sátiras del off: Silence! y Potted Potter.
Silence!, parodia de El silencio de los inocentes
Dogfight, fracaso estruendoso
Otro fracaso fue la versión teatral de El amor es un juego cruel (Dogfight), inspirada en una película de 1991, que protagonizó River Phoenix. Bajó su telón ayer y estuvo sólo un mes en cartel. Habrá que esperar qué suerte correrá la versión musical del film Bring t On, basada en una historia muy estadounidense sobre porristas. Acaba de subir a escena y no despertó demasiado interés aún.

martes, 17 de julio de 2012

Crónicas de Broadway 6: Los hombres de Evita


Ricky Martin y Michael Cerveris son Che y Perón en el musical

Los intérpretes que acompañan a Elena Roger hablan de su trabajo y de su introducción a la política argentina


Por Pablo Gorlero

Ricky Martin en el cuadro "The New Argentina"

NUEVA YORK.- El hecho de que una argentina esté protagonizando una obra sobre episodios de la historia argentina fue vital en el desarrollo y la concepción del nuevo revival más exitoso de Broadway. Eso hizo que el lazo entre Elena Roger y sus compañeros en Evita haya sido especialmente fuerte. Sobre todo con Ricky Martin y Michael Cerveris, quienes interpretan a Che y a Perón, respectivamente.
Elena Roger y Ricky Martin
El puertorriqueño expresa una y mil veces la importancia de contar una historia latinoamericana en los Estados Unidos, en tanto Cerveris hasta viajó a Buenos Aires para documentarse debidamente. El aporte conjunto logró que se realicen bastantes cambios a la propuesta original de Tim Rice -con música de Andrew Lloyd-Webber-, como la incorporación (sutil) del mensaje sobre el voto femenino, o el viraje en el sentido de algunas escenas, sobre todo, aquellas en las que están en escena Evita y Perón.

 Cambio de vida

Ricky Martin ya vivió un tiempo en Nueva York cuando finalizó su etapa del grupo juvenil Menudo. Ahora, aunque posee dos departamentos en Manhattan, prefirió alquilar uno en la exclusiva zona del Upper East Side. Como padre de familia prefirió un espacio mayor (348,2 metros cuadrados), con cinco habitaciones, cinco baños y un enorme living comedor, en un edificio ecológico. Se dice que por él paga 32.500 dólares mensuales. Aunque su forma de vida habitual es entre las playas y el sol, la propuesta de residir un tiempo en Manhattan sin agenda de conciertos era ideal para un estilo de vida que necesitaba. Ese gran departamento, con ventanales de pared a pared y grandiosa vista de la ciudad, es ideal para vivir con sus gemelos y su pareja, Carlos González. Ya pasada la vorágine de ensayos y compromisos de prensa, hacer una o dos funciones diarias le garantiza pasar casi todo el día con su familia. La fórmula ideal. A su vez, para los productores de la obra, Ricky era el intérprete ideal también. Cada noche, la calle 45, entre Broadway y la 8» avenida, está prácticamente cortada al tránsito por los cientos de fanáticos que se agolpan en la puerta de salida del Marquis Theatre, donde sube a escena Evita .
"Tuve un cambio radical en mi vida. Física, emocional y espiritualmente. He experimentado emociones que nunca antes sentí sobre un escenario. Me siento mucho más cómodo de estar diariamente ahí buscándome como actor. Ese proceso de creación ha sido fascinante", explica Ricky y cuenta con orgullo a LA NACION que sus hijos Matteo y Valentino ya disfrutaron la obra. "Esto es un regalo que me ha dado la vida: algo estable que me permite estar mucho tiempo más con mi familia. Imagínate que aquí no hay rutina. Esta etapa es ideal para dedicarla a mis niños. Son seis horas diarias que tengo con el trabajo, y el resto de mi día es para dormir y estar con ellos. Me vienen a visitar al teatro, almorzamos juntos y nos vamos a dormir al mismo tiempo, un poco más tarde de lo que duermen los niños de su edad. Por lo menos hasta que empiecen su escuela es válido. Somos una familia y voy a todos lados con mis niños", agrega.
En 1996 interpretó durante algunos meses el papel de Marius, en Los miserables . Para él es especial verse nuevamente mezclado entre tanto talento. "Broadway es un viaje maravilloso. Estás rodeado de mucha gente maravillosa que te hace aprender. Estoy aquí para eso. La comunidad de Broadway es muy respetable, entonces hay que estar a su altura. Recibo esto con los brazos abiertos, al lado de grandes actores, directores y coreógrafos que me regalan su sabiduría. Estoy muy agradecido."
Del mismo modo, es muy generoso en lo particular, cuando se refiere a su compañera, Elena Roger. "Ella es una diosa, es mágica, es mi maestra. Tiene muchos años en el teatro y es muy generosa. Te regala su arte y tú tienes que absorber lo que ella te puede regalar: nada menos que su experiencia, que es muchísima. Piensa que hizo una carrera brillante, solita, allá en Londres, además de todo lo que antes hizo en la Argentina. Ella es mi Eva. Mi única Eva."

Aunque él afirma que "todo puede cambiar", tiene contrato en la obra hasta enero. El éxito que tieneEvita desde su estreno augura que, probablemente, su contrato sea extendido. "Estoy feliz y más adelante se verá. Esto es una celebración bien grande para Iberoamérica y todos los hispanohablantes porque se está hablando de alguien que creó un tremendo impacto social, un símbolo latinoamericano", comenta convencido, a la vez que admite conocer las "licencias" históricas de este musical y los sentimientos encontrados que causa en los argentinos que concurren a verlo. "Mira, soy consciente de lo que esta obra causa en los argentinos. Sé muy bien qué pasa. Qué te puedo decir... se me ha dado la oportunidad de narrar esta historia según los ojos de Lloyd-Webber y Tim Rice. Yo estoy feliz de esta oportunidad, como cualquier actor. Lo que puedo decirte es que lo hago con mucho respeto ante todo. Me siento encantado de narrar la historia de Eva Perón y poder educar un poco sobre lo que fue su misión."
¿Teatro o conciertos? La tranquilidad y el mejor manejo de los tiempos, por ahora, hacen que Ricky opte por lo primero. Muy diferente a lo que viene haciendo desde hace años. "Siento que es como si cerrara un ciclo bien intenso y que me hace pisar bien sólido, de una manera u otra. Me atrevería a decir que, al comienzo de mi carrera, empecé con una agrupación de niños que, para mí, fue muy teatral. Si tuviera que comparar el teatro con los recitales te diría que es otro monstruo. Las emociones son diferentes. De todos modos, Che fue escrito originalmente para una estrella de rock", concluye.

Michael Cerveris, como Juan Perón
Rigurosidad histórica
En septiembre del año pasado, Michael Cerveris fue invitado por la revista Vanity Fair para visitar Buenos Aires, al confirmar que sería el encargado de personificar a Perón. El actor que en Broadway protagonizó musicales como Tommy, Titanic, Assassins, Sweeney Todd LoveMusik , y obras de texto como Hedda Gabler, In the Next Room Cymbeline, apenas llegó al país comenzó una ardua investigación y búsqueda de datos que le permitieron conocer a fondo el peronismo y ahora es casi un experto en ese movimiento político.

Michael Cerveris y Elena Roger, en "You Must Love Me"
 Entrar a su camarín del Marquis es como llegar a una unidad básica. En su puerta hay una bandera del Partido Justicialista, con las efigies de Perón y Evita. Adentro, hay cuadros, fotos y banderas en cada pared o mueble de esa especie de monoambientes que son los camarines de las figuras en Broadway. Sobre su mesa de maquillaje también hay fotos, mates, documentos varios y hasta un carné de afiliación, que le regaló un militante histórico. En su biblioteca, además de una colección de vinos argentinos, tiene decenas de libros sobre Perón, una colección de discursos y múltiples DVD. Sobre el piso, también decenas de discos de vinilo y pasta de tango y todo tipo de música argentina.
Parte de los cambios que se le han hecho a la obra, con respecto a la versión original de 1979 e incluso a la reciente puesta de Londres, se realizaron gracias a Cerveris.
Michael Cerveris, como Perón

-¿Sabías algo de toda esta historia antes de Evita ?
-Muy poquito. Casi todo lo que sabía era por la obra, que, por cierto, no pinta un buen cuadro sobre el peronismo, no es un buen balance. Todo cambió cuando viajé a Buenos Aires, ciudad que me encantó. Elena fue una perfecta anfitriona allí. Me llevó a pasear, conocí las milongas y hasta fui a Lanús a ver un partido Boca-Lanús, en el que salió victorioso Boca. También coincidimos con Ricky, que estaba en la ciudad para dar un concierto. Fui a la Recoleta, al Museo Evita y pasé cinco horas en el Instituto Peronista, donde me hablaron mucho sobre la historia argentina, su política, Perón y Evita. Obviamente, con la interpretación peronista del tema. Pero fue muy interesante porque me mostraron documentos originales y se me abrieron los ojos. Entendí mejor lo que se creía en aquel entonces y cómo Perón creía en lo que estaba haciendo. Esa perspectiva, que me fue ajena en los Estados Unidos, fue muy valiosa para mí. Hubiera sido aburrido encarnar sólo el personaje de un dictador, tal como lo señalaba la obra. Porque nadie es simplemente malvado. Incluso quien hizo cosas malas, las hizo por razones que creyó buenas. Entonces, como actor me sirvió conocer mejor lo que Perón creía e hizo, más allá de que el director o el autor me presenten otro costado. Por eso, Elena y yo trabajamos duro en algunas cuestiones y convicciones que tenía la obra sobre los personajes. No es que hayamos querido traer un dogma político, pero yo supe mejor que era una historia más compleja e interesante y que contenía muchas más preguntas que respuestas.
-¿Y pudiste entender al peronismo?
-Sí... Creo que tuvo muchas cosas buenas. Claro que algunos métodos con los que se lograron son cuestionables. Pero, por otro lado, los beneficios a las clases trabajadoras, a las mujeres y a los pobres no pueden negar el progreso social que hizo el movimiento. Son todas cosas que me simpatizan y en las que yo también creo. Se trata del rol del gobierno de cuidar a las personas. En este país, el argumento conservador es que si cuidás la economía y el negocio, las personas se beneficiarán a sí mismas. Y no es lo que parece que ocurra. Claro que hubo complicaciones y cierta parte negativa sobre cómo se consiguieron esos logros, tal vez limitando cierta libertad individual. Son cuestiones complicadas.
-¿Y cómo se mueve un actor ante esta perspectiva?
-Es muy difícil cuando hacés una versión ficticia de hechos históricos, porque para contar una historia en el escenario necesitás simplificar algunas cosas. Y cuando empezás a simplificar, elegís. Eso significa eliminar algunos hechos y hacer foco en otros. De todos modos, la obra no es ni Juan Perón ni Evita y Perón, el foco es Evita. Mi personaje es sólo una parte. Muchas veces encontramos hechos en la obra que no encajaban en la historia real. Pero supimos que no podríamos cambiarlo. Pero como actor, hay cosas que pueden modificarse de acuerdo con la forma en que decís una línea. Por ejemplo, en el original, durante el cuadro "She is a Diamond", Perón canta sobre las cosas que prometieron hacer y no hicieron, con mucho desinterés en eso. Yo elegí cantarlas creyendo fehacientemente en esas cosas que prometía hacer. Necesitaba hacerlo así porque creo que así fue.
-¿Lograron hacer más cambios?
-Sí, especialmente en ciertos aspectos de la historia de amor. Para mí, el lazo fue verdadero. Cuando veo los documentos de la época, en los que ambos están trabajando públicamente, como personas comunes, no me parecía que actuaran amor para una cámara. Siempre vi personas que realmente estaban conectadas y se amaban. No creo que haya sido de la forma en que la obra, por momentos, lo cuenta. Ella puede haber visto el camino hacia la cima o él puede haberla visto a ella como una herramienta para sus fines, pero no es toda la historia. Y todo eso también lo sé por Elena y por el amor que vi que la gente en la Argentina siente por Eva. Elena nos presentó su mirada porque, lógicamente, necesitaba una visión diferente de cómo su país está representado. Vi a la Argentina a través de sus ojos y, luego de mi viaje, quise traer eso, que no era lo que estaba exactamente escrito. Trajimos todo lo que rodea ese trabajo.
-Tu personaje es el más distinto de la versión original. Más sensible y menos especulador.
-Sí. No sé si ésta es la verdad histórica, pero tuve la evidencia suficiente. Es más humano. Para mí es más interesante para actuar no basarme estrictamente en lo que fue escrito. Mi personaje no siempre está en escena hablando, entonces tenés que encontrar otros caminos. El momento en que ella canta "You Must Love Me" es un desafío enorme para mí porque no digo una sola palabra. Pero Elena es una actriz brillante y, aunque no tengas diálogo, te otorga mucho para sentir. El grito que pega Perón sobre el final de ese momento no está en el libro. Es una forma que tengo de decirle al público que, detrás de un presidente, hay un tipo.
-¿Se discutió mucho al respecto?
-Sí. Tuvimos muchas conversaciones sobre eso. Michael Grandage, el director, estuvo muy interesado en saber todo lo que se contradecía con el libro original. En algunos casos incorporamos cosas nuevas, en otros nos decía: "Chicos, esto es muy interesante, pero bueno, así es como está escrito". Siempre él escuchó y estuvo atento a la posibilidad de poder incluir nueva información. Te cuento algo más: ya había pasado más de un mes de ensayos. En la escena del último discurso, Evita usaba silla de ruedas y dos enfermeras la sostenían al ponerse de pie. Pero conozco documentos que afirman que ella le dijo a Perón: "Sosteneme, no me dejes caer". Y vi las fotos de Perón donde la está sosteniendo. Es una imagen muy fuerte. Es el presidente y sostiene a su mujer. Entonces así lo hicimos.


 El camarín de Michael Cerveris, actor que interpreta a Perón, está repleto de libros, discos, fotos y documentos históricos del movimiento peronista, además de mates, vinos, recuerdos de la Argentina y hasta un peluche del Che.