lunes, 4 de agosto de 2008

Para los nostalgiosos de cuarenta y pico 1




Martín Karadagián: tal vez su última entrevista

Por Pablo Gorlero

Este reportaje a Martín Karadagián fue publicado en el libro Tomas, tijeras y cortitos. Historia del catch, de mi autoría, en 1995. Era la segunda ocasión en la que lo entrevisté. La primera vez, todavía era estudiante, y fue en sus oficinas de Callao y Corrientes. Para mí fue como un viaje a la infancia, una emoción que no podía contener y logró que el reportaje fuera un fiasco. Me distraía más mirando todos los afiches y las fotos que colgaban de las paredes, y con esa emoción de estar frente a un creador de imitadores. Porque todos alguna vez jugamos a que éramos Karadagián, o Peucelle, o la Momia, o Pepino, o el Caballero Rojo (recuerdo que en el colegio ninguno quería hacer de Don Quijote, porque era un bajón). También me había recibido Joe Galera (se llamaba Raúl, falleció, y cantaba tangos en una cantina de La Boca).
Me quise tomar revancha y, a medida que avancé con la idea de hacer un libro sobre el catch (no sobre Titanes en el ring), resolví volver a verlo.
Fue en el verano de 1989. Las oficinas de Callao y Corrientes ya no existían. Es que el programa ya estaba en franca decadencia. Así fue que llamé a todos los Karadagiyán de la guía. Una prima de don Martín me pasó el teléfono del garaje que la familia tenía en Pacheco de Melo y Callao, y combiné la entrevista.
Yo era muy joven y, como muchos luchadores me habían hablado muy mal de él, me quise hacer el incisivo. Aunque Karadagián fue tremendamente amable y afectuoso, su familia presente se puso bastante hostil. Por esas razones, la entrevista tampoco fue gran cosa. Me dieron muy poco tiempo; y además de los nervios, mi grabador falló varias veces. Además, Martín estaba muy mayor y las respuestas eran cortas. Es decir: joven, novato y una tarde no muy propicia en suerte.
Bueno, pero así y todo, aquél fue un documento y lo publiqué. Todavía conservo la grabación y es una emoción escucharlo hablar con esa voz cascada ya en el epílogo de su vida. El libro fue reescrito y se reeditará a mediados del año próximo, con agregados y mejoras. Aquí ofrezco ese reportaje, para todos esos memoriosos, nostálgicos y sensibles que vivieron esa extraña década del 70, en la Argentina.

Las 15.50 de la tarde del 20 de abril de 1991. Oficina de un paquete garaje de Barrio Norte. Desde afuera se ve la pequeña figura del campeón sentado frente a un escritorio, hablando por teléfono. Sale Joe Galera “de civil”.
-Tenía cita con Martín- dije yo.
-¿A qué hora?- preguntó Galera.
-A las 16.
-Bueno, don Martín está ocupado, espere afuera, por favor.
En ese momento advertí que había llegado diez minutos antes y esperé con el fotógrafo en la vereda. Adentro, Martín ya no hablaba por teléfono. Estaba desocupado. El y Joe Galera miraban su reloj. A las 16 en punto la puerta se abrió. Tras un saludo cordial y el recuerdo de una entrevista realizada dos años antes, el campeón del mundo comienza el resportaje.
-Don Martín, ¿es o no es campeón del mundo?
-Y… A los 12 años gané el campeonato del mundo de lucha grecorromana. En el match no hay campeón del mundo, pero yo lo puedo decir porque lo fui de verdad.
-¿Por qué catch y no lucha libre?
-Porque el catch es un espectáculo artístico y deportivo. La lucha libre es un deporte.
-¿Por qué a través del tiempo usted fue convirtiendo al catch en un espectáculo meramente infantil?
-No es así. Siempre fue un espectáculo para grandes y chicos. Al principio era sólo para adultos porque las funciones en el Luna Park eran de 22 a 24; ya era tarde para llevar a los chicos. Eran todos matrimonios que no faltaban nunca a la cita… martes, jueves y domingos reservaban sus asientos en el estadio. Ya todos se conocían y se saludaban. Ahora los padres ven el espectáculo con sus hijos por televisión en un horario más accesible. Lo que pasa es que les da vergüenza admitir que les gusta. El hombre en su fuero interno es un niño.
-¿Cuál es el trato que tuvo siempre con sus luchadores?
-Ah… muy bueno… Los luchadores siempre me querían. Para algunos yo era como un padre. Era una relación de compañeros, al margen de mi condición de empresario.
-Pero algunos dicen que usted es un tirano y que les paga sueldos miserables…
-Mentira, son mentirosos… Siempre fui estricto porque hay que serlo. Ante la menor indisciplina los suspendía. En la gira por América Central mandé a algunos de regreso. Siempre los llevé a los mejores hoteles y les pagué buenos sueldos.

De pronto, interviene Galera. “A veces le venían a pedir adelantos apenas cobraran… ¡Y en dólares! Y Martín siempre ayudaba”, dice quien fue su secretario hasta su muerte.

-¿Y por qué, entonces, en este último tiempo lo abandonaron algunos de sus mejores luchadores?

Ahora la que interviene, furiosa, es la esposa del entrevistado. “¡¿Y quién le dijo que son buenos?!”, exclama y abandona la oficina. Como si nada, Martín continúa la entrevista, con la serenidad que mantuvo hasta el final. “Se fueron por problemas de conducta. Si le enseño a alguien a ser carpintero, y mi carpintería en ese momento no trabaja es lógico que el hombre se vaya a otra, yo no soy egoísta. Ellos quieren ganar plata con la lucha, el oficio que aprendieron. Tienen que vivir y yo no les doy de comer ahora”, afirma el armenio.

-¿Alguna vez lastimó a alguien sobre el ring, don Martín?
-Sí, muchas veces… Y a mí también me lastimaron. Una vez yo tenía que luchar con el italiano Primo Carnera, campeón de boxeo. Y resulta que lo amenazó la mafia. Lo llamaron por teléfono y le dijeron que no debía perder porque si no los haría quedar muy mal. Él me pidió que lo dejara ganar pero, por una cuestión de orgullo, le dije que no, que no me iba a dejar ganar. Y bueno… nos peleamos en serio, hubo mucha sangre y le gané.
-¿Y la mafia?
-Ah… no sé. (Ríe).
-Usted impuso la costumbre de la musculosa en el catch. Después hasta los yanquis la adoptaron.
-Es que antes luchábamos en slip. Me parecía que estábamos muy desnudos, sudados y quedaba feo. Así que impuse la musculosa porque era más estético. Además, siempre mis luchadores parecían castrados. Los obligaba a usar suspensor y más de una malla encima, depende quién, para que no se les noten sus atributos.
-¿Qué requisito debe reunir un luchador para estar en su troupe?
-Debe ser fuerte, atlético y debe ir a entrenar disciplinadamente.
-¿El luchador debe ser actor?
-Los catchers ya somos actores, desde el primer momento de pisar el estadio representamos roles. Lo que sucede es que, a menudo, el luchador es muy parecido al personaje que tiene que interpretar. Un ejemplo es Atila. Él es igual en su vida real.
-¿Cómo se decida al ganador de la lucha?
-Lo decido yo tomando en cuenta el éxito de cada uno.
-El catch es un buen negocio, ¿no?
-No, ahora no. Es un vicio. No es un negocio beber, tampoco hacer catch. Pero el luchador sigue luchando como el bebedor sigue bebiendo. Antes sí lo fue. Todo lo que tengo lo hice con la lucha.
-¿Tiene amigos en el ambiente?
-Todos. No tengo enemigos. Porque vayan a luchar a otro lado no quiere decir que sean enemigos. Si yo los crié. Lo que me interesa es que no hablen mal de mí. El amigo número uno es Joe Galera, mi gran colaborador. Los demás son buenos amigos, no grandes.
-Se llevó bien con todos los gobiernos.
-Es que soy apolítico. Al gobierno hay que respetarlo sea quien sea.
-¿Por qué nunca hizo luchar a mujeres?
-Porque las mujeres son para el amor.
-¿Quién era La Viudita?
-Era una viuda que se pensaba que todo era en serio y le gustaba estar allí dando vueltas por el ring.
-¿Y la Momia?
-Primero fue Iván Kowalsky. Cuando falleció, fue el Gitano Ivanoff, y después lo interpretaron distintos luchadores.
-¿Y eso de que Imbelloni era el Caballero Rojo?
-¡No! Imbelloni jamás estuvo en mi troupe. El Caballero siempre fue un gran luchador de apellido Reynoso.
-¿Qué le parece el catch que hacen los norteamericanos?
-El nuestro es más recio. Aquél es pura fantasía. Apenas se tocan, vuelan. Una vez uno de ellos me dijo que sus cuerpos son para el cariño de mujer, no para recibir golpes. Bah…

9 comentarios:

  1. Buscando retratos de don Martín Karadagián vine a encontrarme con esta entrevista. Titanes en el Ring fue un programa muy popular en mi país y figura en las memorias de al menos tres generaciones. La troupe al mando de don Martín visitó Guatemala en 1976 (debió ser la gira donde expulsó a algunos luchadores por indisciplinados.) Recuerdo muy bien la entrada espectacular de Mr Moto, el automóvil añejo del Padrino, la mirada fiera de Shangai el Mongol y los atavíos de Gengis Kan. Me extraña que nadie escribiera un solo comentario y le pregunto a Pablo si es posible conseguir vía correo copia de su libro acerca del catch, también una pasión que contraje hace años. Gracias por invocar tan buenas memorias. Por si se entabla contacto, mi correo es cabezon_stone@yahoo.com

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  2. Yo llegue a esta nota buscando una historia q escribi hace rato, q no se donde la tengo publicada.Iba a ir para Satiricon y no salio.
    Esta si fue en las oficinas de av callao y el recuerdo de Joe recibiendome fue inmolvidable.
    la propuesta que le di a martin y la respuesta q recibi de el fue una leccion q no puedo olvidar. El me la dio coimo enmseñanzxa de la vida y nunca la olvido.Pero como ya la tengo escrita, la quiero reproducir.
    sino, la voy a tenr q contar de vuelta.Tiene 20 años esta historia!
    saludos....

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  3. http://www.newtonlaspelotas.net/index.php/coctel/un-encuentro-con-martin-karadagian.html

    la encontre!!!
    la publico mañana en mi blog
    me trajiste suerte!

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  4. Impresionante documento, estoy volviendo de una muestra en el microcentro que rescata material de Titanes y bueno buscando en internet informacion sobre "Martin", llegué aqui.
    Felicitaciones!!

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  5. Yo recuerdo cuando el elenco de Titanes en el Ring visitó El Salvador en Centro América. Se presentaron en algunos escenarios. Yo tenía 11 años y visitaron Santa Ana, mi ciudad natal. también actuaron en un escenario llamdo "El Poliedro" cerca de San Salvador. Recuerdo que mi padre trabaja en la Compañía de Electricidad de santa Ana (CLESA) y él haría trabajos de iluminación. le acompañé y pude ver al elenco al lado de la piscina descansando y jugando con una pelota. Por supuesto pude ver muy de cerca a Martín Karadagián, mientras era acompañado de un militar, ya que se presentaron bajos los auspicios de Acción Cívica Militar.
    Fue emocionante ver a los luchadores y sentir la emoción que sólo habíamos disfrutado por el canal 2 de televisión en nuestro páis y en "blanco y negro.

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  6. A los amigos de América Central, gracias por compartir esos recuerdos!!! Abrazo.

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  7. Muy interesante la entrevista a Martín Karadagián, para aquellos seguidores del programa "Titanes en el Ring" en El Salvador , el programa comenzó por acá en 1973, recuerdo que unos jóvenes platicaban por la mañana, mientras pasaba el autobús, que el programa había estado divertido. Mencionaron a Don Quijote y Sancho Panza. A la semana siguiente, un día martes a las 19 horas yo estaba pendiente del TV. RCA de 24' en blanco y negro y esa noche descubrí la magia...del programa. tenía diez años y como dice Pablo Gorlero todos jugábamos en el patio de nuestras casas. Improvisábamos máscaras e instalaciones imaginarias y cantábamos las canciones. Eras jornadas largas e incansables. Cuando vino a Santa Ana,ele elnco se presentó en el Gimasio Nacional. Se improvisó un ring en la duela de la cancha de baloncesto. A un costado se estacionó un jeep con capota y una bocina para intemperie, de donde salían las melodías de los luchadores. Rodolfo Disarli era el presentador de las peleas y comentarista. Aún conservo el Lp. de la música y claro, las vivencias de haber formado en la fila y esperar pacientemente, para ver el espectáculo. Ayer mencionaba que pude ver a los luchadores en sus momentos de ocio, pero igual pagué mi entrada y pude ver el espectáculo con toda mi familia.Gracias a Martín Karadagián por esos momentos y espero poder leer algún día , la nueva edición "Tomas, tijeras y cortitos. Historia del catch" si viene a Centro América. Mi correo es: correocarlosgalvez@hotmail.com

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  8. Titanes en el ring forma parte inolvidable de mi infancia y la de mis amigos. Eran años difíciles en El Salvador, previo a la guerra civil. Recuerdo que en mi pueblo la mayoría de familias no tenían televisión y todos los niños nos íbamos a ver la televisión donde uno de los hacendados del pueblo que generosamente nos abría las puertas para que en su espaciosa casa pudiéramos ver la televisión y titanes en el ring era uno de los programas más esperados. Uno a uno íbamos entrando a la sala de la casa y nos sentábamos en el piso de ladrillo. Unos descalzos, otros sin haber cenado todavía(el programa creo que lo daban el domingo por las 7 de la noche), otros más que su madre los mandó a hacer una compra y se escaparon para ver a Martín Karadagián, el caballero rojo, Super Pibe, Yolanka, el principe de Nápoli(qué se hizo el tío Rico?)....La fantasía volaba en nuestras cabecitas gracias a los titanes en el ring, cuyas canciones tarareábamos en la escuela, durante el recreo, y los comentarios sobre quién era el más rudo o el más técnico y el luchador de nuestra simpatía, nos llevaba largas pláticas, cada quien argumentando en favor de su luchador preferido. Compramos los cuadernos con las figuras de los luchadores y nos divertimos con todos estos personajes. Gracias por esos buenos recuerdos.

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  9. A los amigos de El Salvador. ¡Mu-chas gra-cias! Me emocionaron sus recuerdos. Otro joven escritor, en la Argentina (Leandro Dambrosio) está preparando un libro sobre la historia de Titanes en el Ring. Cuando esté disponible, les avisaré. Me alegraron muchísimo sus recuerdos. Un gran abrazo cruza-fronteras.

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