lunes, 4 de agosto de 2008

Visita al País Vasco


El bellísimo pueblo de Hondarribia (Fuenterrabía), lindante con el País Vasco francés (arriba sup., izq.); la Playa de la Concha, en Donostia (San Sebastián) (arriba sup., der.); una imagen del casco antiguo de San Sebastián (arriba, izq.); y el autor de estas líneas, en Pamplona, durante un San Fermín (der.)

Tierra verde como nunca vi. Bella por donde se la mire. Por su tierra, sus playas y su gente. Como en casa, como en el barrio, como en familia.
Me quedé con este poema de Gabriel Aresti que me llegó hondo, por ser nieto de inmigrantes, por pertenecer a una tierra que parece no progresar nunca, por ser de abajo y siempre ver desde ahí cómo nos horadan el alma. Por eso me quedo con el vasco, rico pero defensor de sus tradiciones, de su cultura. Por eso me quedo con el gallego, orgulloso de su aldea y de su gaita bruja. Por eso me quedo con el boliviano, símbolo de la humildad y de la lucha.
"Defenderé la casa de mi padre./ Contra los lobos, contra la sequía, contra los usureros, contra la justicia, / defenderé la casa de mi padre.
Perderé rebaños, campos, pinedas./ Perderé dividendos, rentas, intereses, /pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas,/y con mis manos, pero defenderé la casa de mi padre./ Me dejarán sin brazos, sin pecho,/ y, con mi alma, defenderé la casa de mi padre./
Moriré, mi alma se perderá, / mi linaje se perderá, pero la casa de mi padre quedará en pie."
Las siguientes son las notas realizadas desde San Sebastián sobre la interesante feria de teatro que allí se realizó.

Publicada en La Nación el 10 de julio de 2008

San Sebastián: gran polo cultural
Teatro a orillas del mar Cantábrico
La XIV dFERIA reúne a elencos de tres continentes
Uno de los artistas callejeros del grupo canadiense, en el casco antiguo de San Sebastián (izq.); Drákula, del grupo portugués Chapito (centro) y Hnuy Illa, de los grupos Tatanka y Kukai, de Euskadi (der.)

El nombre, con Carlo Argento y Marisa Villar (izq.); y No me dejes así, con Néstor Caniglia, Eugenia Guerty, César Bordón y Claudio Martínez Vel (izq.), ambas obras representando a la Argentina

Por Pablo Gorlero
(Enviado especial)
SAN SEBASTIAN.- Bordear la Bahía de la Concha, con el monte Igeldo que presume, engreído, y contemplar ese mar tan azul que se funde con el cielo sin dejar saber dónde empieza uno y termina el otro, es de una belleza suprema. Los donostiarras tienen el orgullo justificado: viven en una de las ciudades más hermosas del mundo. Aquí se ven ancianos felices, orden y respeto, y vascos orgullosos de saber que tradición y cultura van de la mano. Aquí, hace unos días, el gran Lindsay Kemp hizo su majestuosa Elizabeth I ; dentro de una semana la ciudad acogerá al Festival Jazz al Día 2008, que reunirá a Keith Jarret, Gary Peacock, Bobby McFerrin y Liza Minnelli, entre otros gigantes. Y dentro de unos pocos meses más se llevará a cabo uno de los festivales de cine más importantes del mundo. Moneda corriente para estos vascos afortunados. Y desde el martes pasado, a pesar de los espléndidos días de playa y de que se palpa a pleno cada jornada de los sanfermines en la cercana Pamplona, los donostiarras se llenan de orgullo teatrero con su XIV dFERIA, un pequeño pero contundente festival que reúne una variada gama de expresiones escénicas de Europa, América y Asia. Han llegado cerca de 300 acreditados, además de unos 200 artistas que se reparten en 35 espectáculos.
A los organizadores no los amedrentó ni el sol (que se esconde pasadas las 22). Con anuncios en los principales paseos y numerosa folletería, se ocuparon de informarles a los donostiarras que, por 10 o 30 euros, pueden ir a ver obras de primer nivel.
Sin preámbulos ni discursos, la dFERIA comenzó en el espacio alternativo Lugaritz, de una paquetísima zona de la ciudad. Allí, lejos del protocolo político, el director de cultura del gobierno vasco, Iñaki Gómez Sarasola, acude a cada función, con el mismo entusiasmo de cualquiera. La apertura estuvo a cargo de la compañía portuguesa Chapito, que tuvo una discreta participación con Drákula.
Sus tres integrantes encarnan a decenas de personajes en una particular parodia del conde vampiro imaginado por Bram Stoker. El montaje de John Mowat apuesta a la imaginación del espectador, con la creación de escenografías y vestuarios a partir de pocos objetos, y talento en el teatro físico. Pero se hace algo extenso.
Al finalizar, el cincuenta por ciento del público partió raudo hacia el centro cultural Egia, donde hizo su presentación El nombre, el trabajo de danza teatro de Silvia Vladimivsky y Salo Pasik. Carlo Argento y Marisa Villar pusieron tensión en su relato corporal y con pocas palabras mostraron el autoritarismo, la desaparición de personas y la apropiación de niños durante la dictadura militar argentina.
Afuera, en la calle, la Compañía de Teatro Gestual de Chile alteraba el orden urbano vasco con su espectáculo Su-Seso Taladro. En su performance desafían a los automovilistas, se ríen con la gente, se arrojan debajo de camiones y concretan una propuesta de teatro interactivo que resulta lo más efectivo de la jornada. Mientras tanto, dentro del bellísimo teatro Victoria Eugenia Antzokia, comienza una de las propuestas más prometedoras: Shoku (tacto), de la compañía japonesa Batik, dirigida por Ikuyo Kuroda. Esta propuesta, basada en movimientos elementales, pretende expresar el sentimiento interior femenino y la revolución hormonal, contrapuesta al orden machista oriental. Pero resulta más interesante apreciar la belleza de este teatro de 1912, con más de 900 localidades. Y soñar en que alguna vez nuestro Teatro Nacional Cervantes pueda quedar así de bello.
Y para finalizar la primera jornada, el grupo local Agerre Teatro, recrea su obra existencialista Secando charcos, dirigida por Garbi Losada, con un grupo de correctos actores (Maite Aguirre y Ander Lipus, sobre todo) en el Teatro Principal.
Todavía falta mucho. Se espera la presencia de la compañía de Peter Brook, con Fragmentos, de Samuel Beckett; Méli-Mélo II La vuelta, dirigida por Philippe Tarride, con su compañía francesa Chicos Mambo; y al Chekhov International Theatre Festival, con su montaje de Noche de reyes, dirigida por Declan Donnellan, y su compañía rusa, compuesta por 35 artistas.
La presencia latinoamericana se impone en este encuentro a partir del proyecto Itinerarte (artes escénicas latinoamericanas en gira), que lleva a nueve compañías de la Argentina, Brasil y Chile a un itinerario por distintas ciudades españolas. La propuesta proviene de una argentina, Ariela Mancke. "Surgió con la idea de hacer una plataforma latinoamericana para girar por España. Es un proyecto con vocación de continuidad, que ofrece la oportunidad a varias compañías latinoamericanas de presentar sus espectáculos en España", explica la entusiasta programadora. Los espectáculos argentinos son: No me dejes así, Perras, Algo de ruido hace, El nombre, Alaska y Escrito en el barro.
"Pensamos que sería una buena idea lanzarlo desde nuestra feria. Desde Europa no podemos obviar esta realidad escénica y, aprovechando esta oportunidad de intercambio, debemos encontrar puentes de comunicación para lograr un enriquecimiento mutuo, distintas formas de creatividad que puedan significar un camino de innovación en nuestro sector", expresa, por su parte, Norka Chiapuso, director de dFERIA. Un detalle importante: los elencos argentinos que viajaron a España sólo contaron con todo el apoyo de organismos ibéricos.

Publicada en La Nación el 16 de julio de 2008


Tres imágenes del teatro Victoria Eugenia

Culminó la gran feria de teatro
San Sebastián no sólo es el corazón del cine
Entre muchos grupos, brillaron los argentinos

Por Pablo Gorlero
(Enviado especial)

SAN SEBASTIAN.- Si hay algo que hace que uno se enamore del pueblo vasco es su amabilidad, su simpatía pero, sobre todo, ese orgullo y esa pasión por la fusión de sus tradiciones con el arte.
El domingo finalizó la XIV Artes Escénicas dFeria, de Donostia (San Sebastián), en la que participaron 35 elencos de América, Europa y Asia. Y sobre el final de la penúltima jornada, el sábado por la noche, Norka Chiapuso, el director del encuentro, esbozó una sonrisa, se acercó a la argentina Ariela Mancke (ideóloga del proyecto Itinerarte 08) y le dijo: "Estoy feliz. Por la forma en que todos se han integrado y por la calidad de los espectáculos". Y apenas se le pusieron los ojos vidriosos disparó: "Y bueno, los vascos somos sentimentales". Acto seguido: todos, organizadores, artistas, programadores y periodistas (La Nación fue uno de los medios invitados especialmente) rumbo al punto de encuentro común para brindar y comer mariscos.
Cómo uno no va a emocionarse cuando la acción cultural tiene sus resultados en la calle. En la Plaza Mayor, una bandita de músicos vascos y una payasa invitan a los transeúntes a invertir un buen rato en arte. Así se empiezan a congregar y los acróbatas canadienses de Les Vitaminés los cautivan. Luego, como si fuera el flautista de Hamelin, la banda acarrea a los espectadores rumbo a otro escenario de la Zona Antigua de San Sebastián, y así toda la tarde. Es emocionante la entrega del público.
Del mismo modo, ese entusiasmo hizo que la Compañía de Teatro Gestual de Chile tuviera que agregar presentaciones de Su-seso Taladro, una performance de la que habló todo Donostia durante tres días.
Asimismo, si faltaron espectadores en algunas de las obras internacionales, los elencos vascos llenaron las salas, cada vez que se presentaron. Aunque desparejos en el nivel, una de las mejores propuestas de la Feria tiene ese origen. Hnuy Illa es un espectáculo creado por la compañía de danza Kukai y la de teatro Tanttaka. De una belleza visual pocas veces vista, el resultado de esta fusión artística es potente. La danza tradicional vasca fue incorporada a una propuesta de vanguardia en la que esos saltos tan complicados como rústicos se transformaron en una dramaturgia sólida y repleta de poesía, para ilustrar las relaciones humanas, el amor, la soledad y el exilio. Pero esta propuesta dirigida y escrita por Mireia Gabilondo, con coreografía de Jon Maya no se queda sólo en la expresión de los más profundos sentimientos, sino también en un contenido sociopolítico que no se ubica en la trinchera, sino sólo dice. Para esto, la música de Iñaki Salvador y la poesía de Joseba Sarrionandia son fundamentales, además de un elenco de profesionales espléndidos. Entretanto, la ambientación con proyecciones en dos pantallas superpuestas, realizada por David Bernués, le da el toque de belleza final a este virtuoso montaje con el sonido embelesado de las txalapartas.
Entre las demás propuestas europeas, las más celebradas fueron Noche de reyes, a cargo del Chekov International Theatre Festival, y Fragmentos, a cargo de la compañía de Peter Brook. Ambas, en el majestuoso teatro Victoria Eugenia donde, semanas atrás, deslumbró a todos Alfredo Alcón con su Rey Lear. La primera es la misma versión que se vio el año pasado en el Festival Internacional de Buenos Aires. Una lección de teatro, con creatividad, chispa y esas ganas de volver a verla varias veces. Entretanto, Fragmentos está compuesta por cuatro obras cortas de Samuel Beckett. Ahí se rescata la belleza de la palabra, en boca de tres actores: Hayley Carmichael, Marcello Magni y Khalifa Natour. Una puesta minimalista, pero efectiva, con silencios contundentes y una gestualidad que intenta mantener la excelencia de la dramaturgia.
A su vez, los organizadores quedaron exultantes con los resultados que arrojó el proyecto Itinerarte 08. Hoy, cinco compañías argentinas, con seis espectáculos, se trasladaron a Santander y Segovia para concluir una ruta cultural más que interesante y efectiva. Por dar un ejemplo, Perras, el trabajo que dirigió Enrique Federman, con Néstor Caniglia y Claudio Martínez Vel, despertó la primera ovación del festival. Con entradas agotadas antes del estreno, al igual que No me dejes así, la otra propuesta de Federman. Ambas colmaron en cuatro funciones las localidades de la sala menor del Victoria Eugenia. Fue muy interesante lo que esta excelente propuesta generó en el público que, en principio, no sabía si había que sufrir o morirse de risa. A partir del momento en el que Martínez Vel, Caniglia y César Bordón ponen a Eugenia Guerty cabeza abajo, toda la platea tuvo un código en común que obligó al elenco a salir a saludar cuatro veces, al finalizar la segunda función.
Entre las propuestas argentinas que se presentaron los últimos días, también se escucharon muy buenos comentarios de Algo de ruido hacen, ese gran trabajo de Romina Paula; Escrito en el barro, la versión de Otelo, que hizo Andrés Bazzalo; y Alaska, de Diana Szeinblum. El nombre, de Silvia Vladimivsky, se había presentado en la primera jornada.
"Aunque la Feria va por su décimocuarto año, para nosotros es muy importante, casi esencial te diría, esta edición. Es la reafirmación de comunión cultural que necesitábamos, con este puente de unión con América, que es Itinerarte 08. A su vez, ya estamos viendo los brotes luego de haber sembrado durante varias temporadas. Tratamos de darle a la gente lo mejor del teatro y la danza contemporánea, fuera de lo tradicional y lo ya tantas veces visto; y lo logramos", afirma Norka Chiapuso.
Y entre mozos de blanco y rojo que vuelven (o van) de los sanfermines navarros, y turistas nórdicos que buscan un bronceado decente en las orillas del Cantábrico, los espectadores se mueven, sin disimulo, con orgullo, por toda la ciudad. Ahora a la expectativa de un festival de jazz, luego de otro de cine, y después otro de danza. Muy bien organizados. Y con onda. Qué envidia.
Hnuy Illa, una de las mejores propuestas de dFeria

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