miércoles, 17 de noviembre de 2010

Zooterapia


(Nota publicada hace unos cuantos años en Diario Popular y ampliada)

Perros y caballos como acompañantes
terapéuticos de chicos autistas y psicóticos

Por Pablo Gorlero

En la tierra del olvido, del desamor y la fuga de cerebros, algunos profesionales con vocación humanitaria trabajan (muchas veces con el viento en contra) por la ciencia y por la gente. Esa vocación de servicio se hermana con el amor innato de los animales en una ciencia que se ha dado en llamar zooterapia y que (como ocurre en otras partes del mundo) hoy se está desarrollando en la Argentina con éxito. La perra Key y el caballo Protegido son acompañantes terapéuticos en este tipo de terapia enfocada en rehabilitar y mejorar ciertas patologías en personas con discapacidades. A menudo las minusvalías físicas producen una fuerza centrífuga que obliga a la solidaridad, mientras que las enfermedades mentales o los trastornos de conducta ocasionan una fuerza centrípeta casi incontrolable que tiende a dejar aislado a quien la padece. Esa fue una de las mayores preocupaciones del doctor Norberto López y de la licenciada Amelia Lorena, del Hospital General de Niños Doctor Pedro de Elizalde (Casa Cuna), que iniciaron una prueba piloto de zooterapia junto a un instructor canino. Pero no había dinero para compensar a este último, dueño de dos perros de raza Border Collie, y se retiró del proyecto. Pero el sueño de la zooterapia pudo concretarse por la perseverancia de la cooperadora del hospital, la tenacidad de los profesionales, el aporte de capitales de terceros y la atención de una mujer canadiense, criadora de perros labradores, que donó a Key. "Se cambió la modalidad del plan. Se trabajaba con la idea del estímulo controlado, pero pasamos a lo opuesto: el lazo abierto. Un perro hiperentrenado pierde la capacidad de juego y no queríamos que eso ocurra", explica el licenciado José Pose. Es en esa capacidad lúdica donde la relación con el chico puede tener creatividades propias de este vínculo, que si está demasiado controlado no se da. Así aparecen ciertas potencialidades que tiene el chico que, si se trabajaran en una estructura más rígida, no aparecerían". Se atienden con Key 48 chicos con trastornos de desarrollo, retraso mental, autistas o psicóticos. Cada sesión es filmada y, sobre ese producto, se saca el patrón de conducta del chico para diseñar un programa de psicoeducación. En pocos meses, las pruebas están a la luz: niños que nunca antes habían jugado, ahora lo hacen con otros chicos o con juguetes. Para sumar la documentación fílmica a la historia clínica de los pacientes, estudiar detenidamente comportamientos y gestos imperceptibles en el momento de la sesión, la arquitecta Teresa Expósito diseñó, en un mismo bloque, caniles y una cámara Gesell, una ventana espejada para poder observar al niño y al perro desde adentro sin interrumpirlos ni ser vistos. "Hay que aclarar que la mascota de la casa no es lo mismo que el perro que asiste en terapia. Key no es una mascota, está preparada para encariñarse con 40 chicos distintos", aclara la licenciada Lorena. En otros países se estila acompañar terapéuticamente a pacientes con mascotas, no con animales destinados sólo para tal fin. Eso significa que, de seguir progresando, esta técnica tendría un carácter totalmente innovador. La idea es incorporar a otro perro, previendo que la vida útil de estos animales es de 8 años, pero aún faltan muchas cosas para poder trabajar óptimamente. Como siempre, los organismos oficiales sólo aportan firmas y autorizaciones, pero es escaso el dinero que ceden para tales emprendimientos. Basta echar un vistazo en la Casa Cuna para entender el asunto. El departamento de Zooterapia del hospital atiende gratuitamente y necesita aún el mobiliario, un baño, una cámara, un digitalizador de imágenes, juguetes ruidosos para perros y un túnel de alambres forrado de plástico para que el animal y el chico puedan meterse. Fidelidad equina Desde 1998, Cinthia Ponce supo que uno de sus pacientes con parálisis cerebral se estaba rehabilitando con equinoterapia en la provincia de Córdoba. La mejoría era evidente, pero sólo podía acudir en algunos períodos debido a la distancia. Así fue que armó un grupo de trabajo y, después de sentir la discriminación hacia los pacientes discapacitados en algunos clubes, consiguió que la Casa Ecuestre, de Monte Grande, se entusiasme con la terapia. "La diferencia con otros tratamientos de zooterapia radica en el movimiento tridimensional del caballo en el andar, que estimula y favorece el tratamiento. Se busca que el paciente tenga una postura favorable para su patología", explica la licenciada Ponce. "Se ven los cambios de una sesión a la otra. "El movimiento tridimensional hace la diferencia. Es como si caminaran ellos mismos. Es sensacional porque estimula a partir de la médula y llega al sistema nervioso y genera respuestas musculares. Emocionan las carcajadas que llegás a sentir de los chicos", explica la profesora de equitación Déborah Bogo. El tratamiento mejora el equilibrio y la postura a través del fortalecimiento muscular, desarrolla la coordinación de movimientos entre tronco, miembros superiores e inferiores, reduce los patrones anormales de movimiento, estimula la integración sensorial, a partir de la sensibilidad táctil, visual, espacial, desenvuelve la estructura temporal y facilita la adaptación al medio, favorece la modulación tónica y la fuerza muscular, mejora los procesos básicos para el aprendizaje y estimula la afectividad. El arancel para realizar esta actividad es accesible y, para quienes piensan que semejante animal puede ser peligroso para los chicos, la realidad indica lo contrario. "No se puede utilizar cualquier caballo. Protegido está preparado desde hace un año y sabe muy bien que se trata de chicos diferentes. El tamaño, el calor y el movimiento del caballo contribuyen en un todo para las mejoras psíquicas y físicas. A través de su movimiento rítmico, constante y repetitivo ofrece todos estos beneficios", agrega la psicóloga Noralí Bonatti. La rehabilitación de patologías a través de la zooterapia arroja resultados positivos palpables. Sólo resta esperar que aquellos que deciden nuestros destinos sanitarios atiendan, de una vez por todas, su labor, la de los investigadores y, sobre todo, a los pacientes. Recuadro Zooterapia Mañanas en el zoo Cada mañana, los animalitos del zoo porteño esperan el encuentro con chicos y adolescentes que los alimentan y limpian sus recintos. Son los pibes del programa "Cuidar cuidando", del Hospital Infanto-Juvenil Doctora Carolina Tobar García, que juntamente con el Jardín Zoológico de Buenos Aires, realizan tareas a la par de los cuidadores como una forma de reinserción social y laboral. La finalidad del proyecto es sacar a estos chicos de la institución en la que están internados para tener un rol activo fuera de ella. "Este es un espacio para que retornen a la vida social, escolar, laboral y familiar porque el programa les permite vincularse y sentirse útiles", cuenta Ana María Papiemeister, coordinadora del proyecto en la casita que poseen dentro del zoológico. La idea inicial fue del psiquiatra infantil Hugo Massei y, desde 1990, 300 chicos pasaron por "Cuidar cuidando". Hoy son 46 los que participan en las mañanas de los lunes, miércoles, jueves y viernes. La psicóloga Dalila Sansón trabajó en el equipo de acompañamiento terapéutico y considera que lo fundamental de este programa "es el intento de resocialización de los chicos". A su vez, señala también el hecho de que el contacto con la naturaleza y con los animales, les brinda una comunicación que va más allá de lo verbal. "Como hay chicos con patologías graves, al estar al aire libre, pueden contactarse con el medio más allá de la producción de palabras. Por ejemplo, cuando les dan comida a los animales, ocupan un rol que no es necesariamente mediado por la palabra. Hay una comunicación a nivel de lo no dicho que se establece entre el niño y el animal". A su vez, el vínculo con el cuidador también es muy importante "porque con ellos se crea un referente y un vínculo de identificación muy fuerte".
Por otra parte, ya está muy avanzada la zooterapia con gatos, perros, caballos, psitácidos (loros) y otros animales en personas solas de la tercera edad y gente recluida en prisiones o centros asistenciales.
Actualmente, se está realizando un programa de terapia asistida con animales para pacientes del Hospital Psiquiátrico Moyano y en el Hospital Tornú. El 2 de diciembre habrá una muestra para ver cómo se trabaja en el neuropsiquiátrico.

2 comentarios:

  1. estoy muy interesada en conseguir una escuela con zooterapia para mi hermana ,que tiene un retraso mental y a la ves sufre de esquisofrenica ,esta tratada ,pero no podemos lograr que le interese ir a alguna escuela ,pero le encanta los animales´sabrian alguno en mar del plata ,dejo mi correo electronico,,,ilionar2007@yahoo,com,ar,,,,,,gracias mi nombre es carmen

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  2. Pobre perra!!, quisiera saber como trabaja un solo animal con 40 pacientes??!! o es que no saben del stress que sufren los perros de terapia?. Se necesita una dotaciòn amplia de animales no solo para la cantidad de pacientes si no para tratar sus diferentes patologìas. Comuniquense con una especialista en el tema la Dra. Elsa Szwarcman, directora del SErvicio de Zooterapia del Parque Roca, cerrado por la actual y nefasta administraciòn de Macri en la ciudad de Buenos aires. Saludos (madre de pacientes)

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