sábado, 14 de noviembre de 2009

Entre las plumas y la galera

Una de las fastuosas revistas del Maipo

Cuando edité el libro Historia de la comedia musical en la Argentina, muchas veces me preguntaron: "¿Cómo te fue con el libro de la revista?". Aún hoy muchas personas confunden ambos géneros. Hubo un gran experto en revista porteña, que fue Leo Vanés, y hoy en día estamos esperando ansiosamente el libro de Rómulo Berrutti. Tiempo atrás hice una nota para La Nación estableciendo las diferencias entre ambos géneros. Decidí actualizarla y publicarla en el blog.

La revista y la comedia musical: ¿géneros rivales?

Aunque son géneros muy cercanos, la revista porteña y la comedia musical siempre mantuvieron una rivalidad que conservan hasta hoy, disputándose con sus respectivos éxitos el dominio de la calle Corrientes


Por Pablo Gorlero

Aunque ya no cuenta con los letreros luminosos de hace cuarenta años, cuando no tenía mucho que envidiarle en luminosidad al Broadway neoyorquino o al West End londinense, la avenida Corrientes nunca perdió su glamour cultural (sí, ¿por qué no?). Ahora, esas marquesinas declaran que los empresarios prefieren optar por la carta comercial más segura.
Y si bien muchos consideran la comedia musical y la revista porteña géneros menores, no podrán negar que forman parte de la preferencia de un gran porcentaje del público que circula por esa avenida. Este año el circuito teatral comercial tuvo tres revistas porteñas (Deslumbrante, Vedettísima y Arráncame la risa) y diez musicales en el circuito comercial (Eva, El fantasma de la ópera, Piaf, El joven Frankenstein, Otelo, Las mil y una noches, 30 días, Callas, Caravan, Swing Time).
En tren de particularizar, como si tuvieran entidad unívoca, los géneros musicales, como la revista porteña y la comedia musical, siempre renegaron uno del otro, como si no tuviesen el mismo origen. Vedettes, capocómicos y bataclanas se ufanan de tener mucha más producción, espectacularidad en sus trajes y público. Entretanto, los artistas integrales que trabajan habitualmente en comedias musicales -así como algunos empresarios- reniegan del género revisteril por ser demasiado liviano y pueril y por considerar al propio de una mayor jerarquía teatral.
Pero claro, la cantidad actual (que habitualmente se incrementa en el verano), no tiene punto de comparación con la cantidad de espectáculos de este tipo que había entre los años 20 y los 50. Por dar un ejemplo, en 1926, año en que se estrenó Judía (de Ivo Pelay y Ermanno Andolfi), la primera obra denominada "comedia musical", de las 364 piezas estrenadas, 181 eran revistas porteñas*.
A partir de ahí comenzó una competencia interesante de analizar. La revista era siempre espectacular, y muchas de ellas tenían un argumento, además de chicas despampanantes y llenas de plumas. Pero le envidiaba a la comedia musical su mayor entidad dramática. A partir de las obras de Pelay, Enrique T. Susini, Enrique Santos Discépolo, Francisco Canaro, Sixto Pondal Ríos y Carlos Olivari, la comedia musical (en sus variantes dramáticas, históricas o testimoniales) le exigían a la revista aún más lujo para poder competir con el talento de los artistas integrales que hacían musicales.
Asimismo, el género adquiría mayor jerarquía teatral. Por otro lado, muchos de aquellos artistas que habían sorteado el encasillamiento del género picaresco para sumarse a la comedia musical y a la opereta miraban de reojo a las bataclanas y a los capocómicos. Claro, sin darse cuenta de que, a su vez, los teatristas siempre subestimaron a ambos géneros y, hasta hace muy poco, invariablemente los consideraron géneros menores.
"Analizar una obra de Chejov no es lo mismo que analizar una comedia musical", dijo alguien alguna vez. Como si fuera muy fácil adquirir los conocimientos necesarios como para analizar géneros en los que están mancomunados no sólo una dramaturgia, actuaciones y una puesta en escena, sino también una partitura, canciones, coreografías y diseño.
Pero, como todo, es relativo: Sofía y Olinda Bozán, Florencio Parravicini, Tania, Paquita Garzón, Carmen Lamas, Severo Fernández, Tito Lusiardo o Pedro Quartucci, por citar sólo a algunos, a menudo formaban compañías que, indistintamente, incluían en su repertorio revistas o comedias musicales.

Una comedia musical longeva: El diluvio que viene

Géneros nacionales
Pero si nos remontamos mucho tiempo atrás, hubo una comedia musical argentina de fuerte raíz sobre todo porteña y tanguera, que durante varias décadas poco tuvo que ver con su hermana de Broadway. Nació como desprendimiento o evolución de la revista criolla. ¿Cómo fue la cosa? Para Raquel Prestigiácomo, una de las pocas historiadoras de la revista porteña, la fase preliminar o preparatoria está comprendida entre 1875 y 1898, año en que el género empezó a recibir la denominación de "revista criolla". Ese comienzo fue marcado por El sombrero de don Adolfo , en 1875, una petipieza del español Casimiro Prieto Valdés, prohibida el día del estreno. Lo que distingue a la revista criolla de su sucesora, la revista porteña, es su hilo argumental. Durante los primeros años del siglo se le fueron adicionando cuadros de fantasía, con coreografías y canciones. Pero, en definitiva, aquellas primeras revistas criollas no eran más que primitivas comedias musicales, con algo de burla a la política y a la actualidad del momento, y mucho ingrediente pícaro. Después vinieron las francesas de Madame Rasimi, con la Mistinguett, Maurice Chevalier y un género porteño con mucho (o casi todo) lo que tenía el brillo parisino.
¿Qué pasó con la comedia musical? Fue bien argentina, bien porteña, durante tres décadas, hasta que comenzó a resemantizarse y a recibir la inevitable influencia de Broadway. Y no hacía falta eso para magnificarla: ya en los años 30, las comedias musicales dirigidas por Enrique T. Susini, como Baile en el Savoy o Madama Lynch, tenían más de 50 artistas en escena, decorados giratorios y vestuarios carísimos.
Pero los clásicos de Broadway cautivaron a los porteños: Mi bella dama, Hello, Dolly!, El hombre de La Mancha, Los fantásticos, El novio, Can-Can, El violinista en el tejado, y más adelante, Hair, Chicago, Pippin... hasta llegar a los megamusicales como Cats, La bella y la bestia y Los miserables. Al mismo tiempo, lógicamente, se desarrolló la producción local, con obras de Pepe Cibrián, Manuel González Gil, Pedro Orgambide y José María Paolantonio, entre otros. "Si me das a elegir entre una revista y una comedia musical, me quedo con la segunda. Es el género más completo. No se pueden comparar", explica Valeria Lynch, con amplia experiencia en el musical, pero con un breve paso por la revista. "La comedia musical es un género muy rico, que abarca tres disciplinas específicas. En cambio, la revista puede prescindir de eso, pero no le pueden faltar capocómicos o vedettes, por ejemplo."

Osvaldo Pacheco y Osvaldo Terranova en Irma, la dulce


Hermanos de sangre
El año pasado hubo un intento de lograr que un género pudiera contener al otro en Revista nacional , pero no funcionó. No le gustó ni a la crítica ni a la gente. Pero hubo experiencias en las que componentes de ambos géneros pudieron convivir, como Juan Moreira Supershow o Salsa criolla.
Pero pareciera ser que ambos géneros no pueden convivir. Son caros, sí, uno por la compra de derechos (el musical) y, otro, por el despliegue de vestuario, escenografía y figuras contratadas. "Qué les tiene que envidiar la revista porteña a los grandes espectáculos del mundo. Mis revistas tienen superproducción. No mezquino nada en la elección de un elenco, ni en los decorados. Que aquello tenga un argumento y esto tenga una serie de atracciones por separado, con buenas vedettes y cómicos, no veo la diferencia. Vas a ver un entretenimiento musical argumentado u otro que depende de que te sorprenda por la calidad del elenco y la presentación de todo aquello que tiene que tener una revista", explica Gerardo Sofovich. "La comedia musical no tiene la necesidad del despliegue que tiene la buena revista. Algunos ahorran, yo estoy acostumbrado a un cuerpo de baile de veintipico de personas."
"Con todo el respeto que me merece el género, no podría plantearme hacer un espectáculo de revista en el Paseo La Plaza. Es por mantener una línea. En cambio, sí aposté fuerte a Los productores, porque es una comedia musical que tiene un excelente libro, un gran despliegue y a dos capocómicos como Guillermo Francella y Enrique Pinti", dijo Pablo Kompel en alguna oportunidad a LA NACION.
La masividad es uno de los factores en los que la revista aventaja al musical. Es mayor el público que va en busca de unos buenos chistes y chicas sueltas de ropa que aquel que requiere una obra con grandes coreografías y buenos intérpretes. "La revista porteña es más popular y accesible en cuanto a la forma. Pero en los últimos años, las comedias musicales se han hecho más populares también, gracias al hecho de tener en sus elencos a grandes figuras. Pero si me hablás de producción, no sé si hay revistas que tengan todo lo que tienen Sweet Charity o Víctor Victoria ", aclara Valeria Lynch, protagonista de esta última.
Es verdad. En 1991, con el estreno de Drácula , de Pepe Cibrián y Angel Mahler, se abrió un nuevo espectro de fanáticos. Un nuevo público joven se acercaba al género musical, no sólo como espectador sino como participante activo en las numerosas escuelas de comedia musical.
Hoy, ambos géneros conviven por separado. Comparten un epicentro, la avenida Corrientes, y unas marquesinas cada vez menos luminosas. Pero, sin duda, por más que le pese a la elite teatral, van a la vanguardia en la taquilla.

Revista de los años 60, con Nélida Lobato

DIFERENCIAS:

Comedia musical


Mayor presupuesto en derechos de autor, puesta en escena y coreografía.


Línea argumental.


Coreografías y canciones que se corresponden con el lenguaje hablado.


Entre una y cuatro figuras en sus elencos protagónicos.


Las temporadas pueden llegar a durar un año o dos en cartel si el éxito es muy grande.

Revista porteña

Mayor presupuesto en contrataciones, vestuario y escenografía.


Sketches inconexos y cuadros cercanos al varieté.


Coreografías decorativas o al servicio de las vedettes; canciones separadas de la línea conceptual.


Entre cinco y ocho figuras en sus elencos protagónicos.


Las temporadas pueden durar un año

* Historia de la comedia musical en la Argentina. Desde sus comienzos hasta 1979, de Pablo Gorlero. Marcelo H. Oliveri Editor.


3 comentarios:

  1. Pablo, hace años que trato de ubicarte, soy quien hizo una extensa nota contigo en ocasión de la salida de Tomas Tijeras y Cortitos. Más allá de la nota compartimos nuestra pasión por Titanes en el Ring.

    Te ruego me mandes un mail para poder tener un mail al cual conectarme con vos.

    Espero tu mail.

    Un Abrazo

    Julio Cesar Ramos
    jramosmartin@yahoo.com.ar

    ResponderEliminar
  2. pablo no sabes dobde puedo conseguir el libro tomas ,tijeras y cortitos por que lo busque por todos lados y no lo puedo conseguir

    ResponderEliminar
  3. Hola! no, lamentablemente está agotado. Ojalá pronto pueda hacer una nueva edición. Un abrazo.

    ResponderEliminar