Publicado en enero de 2006, en La Nación
La verdadera naturaleza del amor
“Dilemma”. Concebido, escrito y dirigido por Kris Niklison. Con Mónica Alla y Kris Niklison. Sonido: María Inés Pires Gil. Técnico: Jorge Gelado. En El Club del Teatro, Rivadavia 3422. Duración: 60 minutos.
Excelente
* * * **
Por Pablo Gorlero
MAR DEL PLATA.- Kris Niklison es argentina y desarrolló su carrera con éxito en Holanda, donde cuenta con un gran prestigio, y en Alemania, país que la vio como cabeza de compañía del “Cirque du Soleil”. Tuvo ganas de mostrar su arte en la Argentina, junto a su socia y compañera Mónica Alla, con quien también trabaja todos los años en Brasil.
Kris Niklison presenta en el Club del Teatro uno de las mejores propuestas del verano marplatense. Se propuso contar un encuentro amoroso y la sinfonía de ese proceso a través de una dramaturgia sencilla pero contundente, con acrobacia, coreografías aéreas y música. Es una historia de amor entre dos mujeres (que bien podrían ser un hombre y una mujer, o dos hombres), que se vuelve una prueba de que no hay amores prohibidos: hay amores. Pero aquí no se ve a dos chicas besándose hasta matarse. “Dilemma” está lejos de eso. Su concepto es sublime: vivir un amor y aceptar las consecuencias, o dejarlo pasar y arrepentirse. Ellas son diferentes, se encuentran y se estrellan con lo inesperado: ese amor no planeado que las sacude. Es la exploración de cierta naturaleza del amor: cuanto más difícil, más interesante. En “Dilemma” no hay cosas obvias. Lo único obvio es el amor.
La puesta comienza a través de movimientos coreográficos que describen las primeras instancias de ese vínculo en formación, hasta que se transitan por todo ese proceso mágico de crecimiento. Y logran que ese proceso sea acompañado por el espectador a través de un crescendo emotivo inevitable. Ellas no sólo son artesanas del movimiento, sino que transmiten felicidad en su interpretación. Se dejan seducir por la intención y el concepto general del espectáculo.
Nunca hay un solo sistema de expresión en escena. Siempre se combinan movimientos, música o texto, y todo apunta a los sentimientos. La forma que eligieron para contar esta historia no sólo es interesante y atractiva, sino concreta. Consiguen relatar los distintos estados y los diferentes pasos de ese proceso afectivo a través de una sinfonía de movimiento, luces y música.
La puesta tiene un carecer lúdico que no sólo la vuelve más noble, sino que la sublima. No sólo hay belleza en el texto sino también en el movimiento.
Tanto Niklison como Alla tienen una extraordinaria destreza física, que queda demostrada en el trapecio, el elástico, la soga o en coreografías en las que consiguen un lenguaje expresivo muy potente. Pero es admirable cuando esa habilidad se traduce en la interpretación, ya que la destreza existe y es mucha, pero la energía y la fuerza de lo que se cuenta se vuelve una metralla de sensaciones: un sacudón grato, lleno de felicidad, a los sentimientos.
Obviamente, la conexión entre ambas es excelente y sincronizada hasta el detalle. Ambas poseen una expresividad que logran transmitir en un enorme estado de pureza.
Poética sencilla
A su vez, la estructura que Niklison le brindó a la pieza también es atípica e inteligente. En un momento de la pieza, aparecen en escena una pizza y una bebida cola que se comparte con el público en un detalle de ruptura. Es la sencillez como vía hacia lo más ansiado.
El espacio escénico también es simple: telón de fondo, tul blanco, un sillón y tapete plástico. Es suficiente para que ellas llenen la escena con su poética. Y la verdad no sólo está en lo que cuentan y muestran, sino en la puesta en escena, que permite que el espectador vea a la DJ y al utilero en acción.
La banda sonora elegida no sólo acompaña en los climas sino que incrementa la potencia del relato. Entretanto, la puesta de luces es excelente en el cambio de carácter y de estado de la escena.
En resumen: una obra que acaricia y se vuelve imperdible, sobre todo, para aquellos que aún creen que el amor es posible, carente de efectismos inútiles y llena de sensibilidad.
La verdadera naturaleza del amor
“Dilemma”. Concebido, escrito y dirigido por Kris Niklison. Con Mónica Alla y Kris Niklison. Sonido: María Inés Pires Gil. Técnico: Jorge Gelado. En El Club del Teatro, Rivadavia 3422. Duración: 60 minutos.
Excelente
* * * **
Por Pablo Gorlero
MAR DEL PLATA.- Kris Niklison es argentina y desarrolló su carrera con éxito en Holanda, donde cuenta con un gran prestigio, y en Alemania, país que la vio como cabeza de compañía del “Cirque du Soleil”. Tuvo ganas de mostrar su arte en la Argentina, junto a su socia y compañera Mónica Alla, con quien también trabaja todos los años en Brasil.
Kris Niklison presenta en el Club del Teatro uno de las mejores propuestas del verano marplatense. Se propuso contar un encuentro amoroso y la sinfonía de ese proceso a través de una dramaturgia sencilla pero contundente, con acrobacia, coreografías aéreas y música. Es una historia de amor entre dos mujeres (que bien podrían ser un hombre y una mujer, o dos hombres), que se vuelve una prueba de que no hay amores prohibidos: hay amores. Pero aquí no se ve a dos chicas besándose hasta matarse. “Dilemma” está lejos de eso. Su concepto es sublime: vivir un amor y aceptar las consecuencias, o dejarlo pasar y arrepentirse. Ellas son diferentes, se encuentran y se estrellan con lo inesperado: ese amor no planeado que las sacude. Es la exploración de cierta naturaleza del amor: cuanto más difícil, más interesante. En “Dilemma” no hay cosas obvias. Lo único obvio es el amor.
La puesta comienza a través de movimientos coreográficos que describen las primeras instancias de ese vínculo en formación, hasta que se transitan por todo ese proceso mágico de crecimiento. Y logran que ese proceso sea acompañado por el espectador a través de un crescendo emotivo inevitable. Ellas no sólo son artesanas del movimiento, sino que transmiten felicidad en su interpretación. Se dejan seducir por la intención y el concepto general del espectáculo.
Nunca hay un solo sistema de expresión en escena. Siempre se combinan movimientos, música o texto, y todo apunta a los sentimientos. La forma que eligieron para contar esta historia no sólo es interesante y atractiva, sino concreta. Consiguen relatar los distintos estados y los diferentes pasos de ese proceso afectivo a través de una sinfonía de movimiento, luces y música.
La puesta tiene un carecer lúdico que no sólo la vuelve más noble, sino que la sublima. No sólo hay belleza en el texto sino también en el movimiento.
Tanto Niklison como Alla tienen una extraordinaria destreza física, que queda demostrada en el trapecio, el elástico, la soga o en coreografías en las que consiguen un lenguaje expresivo muy potente. Pero es admirable cuando esa habilidad se traduce en la interpretación, ya que la destreza existe y es mucha, pero la energía y la fuerza de lo que se cuenta se vuelve una metralla de sensaciones: un sacudón grato, lleno de felicidad, a los sentimientos.
Obviamente, la conexión entre ambas es excelente y sincronizada hasta el detalle. Ambas poseen una expresividad que logran transmitir en un enorme estado de pureza.
Poética sencilla
A su vez, la estructura que Niklison le brindó a la pieza también es atípica e inteligente. En un momento de la pieza, aparecen en escena una pizza y una bebida cola que se comparte con el público en un detalle de ruptura. Es la sencillez como vía hacia lo más ansiado.
El espacio escénico también es simple: telón de fondo, tul blanco, un sillón y tapete plástico. Es suficiente para que ellas llenen la escena con su poética. Y la verdad no sólo está en lo que cuentan y muestran, sino en la puesta en escena, que permite que el espectador vea a la DJ y al utilero en acción.
La banda sonora elegida no sólo acompaña en los climas sino que incrementa la potencia del relato. Entretanto, la puesta de luces es excelente en el cambio de carácter y de estado de la escena.
En resumen: una obra que acaricia y se vuelve imperdible, sobre todo, para aquellos que aún creen que el amor es posible, carente de efectismos inútiles y llena de sensibilidad.
gracias pablo. el recuerdo es el mejor destino del teatro! kris
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